Rusia vs. Ucrania [UE & EEUU]: poder, dominación, democracia y sociedad

Caribe Hoy

El tema obligado de hoy es el conflicto bélico creado por el ataque de Rusia a Ucrania.  En un mundo globalizado y tan interdependiente, esta situación pone en velo a todas las naciones.  No solo los países cuyas fronteras circundan estos países sino a toda Europa y al mundo en general.  Este conflicto es uno político de poder y dominación, donde los ciudadanos corrientes quedan atrapados y golpeados.

Las tensiones entre los territorios ruso y ucraniano vienen desde que en 1991 se disolvió la antigua Unión Soviética.  En ese entonces se formaron 15 repúblicas, entre ellas Ucrania y Rusia.  Una gran parte de la población ucraniana quería formar parte de la Unión Europea, aunque hay otra parte de la población que quiere mantener los lazos con Rusia.  Viktor Yanukovich, prorruso, fue presidente de Ucrania desde el 2010 hasta el 2014.  La votación original donde este sale electo fue cuestionada por irregularidades. Yakunovych promete al pueblo ucraniano que de salir electo firmaría el acuerdo para que Ucrania fuese parte de la Unión Europea.  En la segunda votación, Yanukovich revalida.  Sin embargo, una vez en el poder se niega a cumplir con su promesa de firmar los acuerdos para unirse a la Unión Europea.

En noviembre de 2013, en pleno invierno, el pueblo se tira a la calle en protestas masivas, conocidas como Euromaidán. Las protestas duraron varios meses en medio del crudo invierno.  El pueblo logra destituir al presidente Yakunovych, quien en 2014 huye a Rusia y se asila con Putin. En estos días hay un documental en Netflix que se llama “Winter on Fire: Ukraine’s Fight for Freedom”, donde recoge el proceso de estas protestas hasta la dimisión de Yakunovych.

Luego de la dimisión de Yakunovych, Rusia acusa al gobierno ucraniano de ser ilegal, y en represalia ataca Crimea, que es una península que le pertenecía a Ucrania.  Esta intervención Rusia la justifica alegando que estaba “salvaguardando a los prorrusos” de Crimea y rescatando un territorio que en un origen les había pertenecido pero que, bajo el gobierno de Nikita Kruschev, le fue cedido a Ucrania. Para marzo de 2014 se hace un referendo de los prorrusos y la declara territorio ruso. Ucrania denuncia esa invasión como un acto ilegal.

Para mayo 2014, Putin intenta hacer lo mismo con las regiones de Donbas y Lugansk, que ubican al este de Ucrania.  Se crean otros conflictos bélicos, pero se firman los acuerdos de Minsk en 2014 y 2015, para frenar estos conflictos, aunque nunca han sido terminados.  Estos tratados fueron negociados con la cooperación de Europa, lo que a Putin le desagrada más. A raíz de estas tensiones, Rusia incrementa su presión y lleva sus ejércitos a la frontera con Ucrania.  Este pasado 24 de febrero, Rusia, bajo el comando de Putin, comienza sus ataques a distintas ciudades ucranianas.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania tiene implicaciones geopolíticas, ya que estos dos países comparten lazos históricos, étnicos y culturales; y la mayoría de la población ucraniana habla ruso. Para muchos rusos Ucrania sigue estando muy ligada a Rusia.  Estos no aceptan que los ucranianos dirijan sus propios destinos independientes y desligados del imperio ruso.

Por otra parte, la Unión Europea y Estados Unidos ven en Ucrania un potencial aliado a nivel estratégico y militar por su posición geográfica con Rusia.  Putin por su parte ha justificado su ataque reciente a Ucrania ante la posibilidad de que la OTAN extienda su poder hasta Europa del Este y Asia Central, y que se establezcan bases militares europeas y estadounidenses en el patio de su vecino ucraniano.

Otro punto político y económico importante para considerar en este conflicto tiene que ver con el control de la industria energética. Rusia ha construido el Nord Stream II, que es un gasoducto entre su territorio y Alemania para transportar el gas directamente de Rusia a los países europeos sin necesidad de tener que pasar por Ucrania, lo que al presente está obligado a hacer.  Sin embargo, ese proyecto está bloqueado por Alemania y la Unión Europea para evitar que Rusia use esto para ejercer mayor presión contra Ucrania ya que Ucrania perdería ingresos de cerca de dos millones de dólares al año al no tener Rusia que pasar su gas por ese territorio. El bloqueo del gasoducto, sin embargo, también afecta a Europa quien consume el gas ruso y sufre del alza en el precio.

Por su parte, la población civil ucraniana, luego de luchas arduas en la calle para construir un país democrático, en un instante, ha visto como sus vidas han cambiado.  La guerra ha dejado a miles sin hogar, los obliga a salir sin nada de su país para buscar refugio en países vecinos. La fragilidad de la vida los golpea por causa de la lucha de poderes y el dominio político de los llamados países poderosos. Y digo los países, porque precisamente es el dominio del territorio ucraniano por Rusia, por la OTAN y los Estados Unidos, lo que ha catapultado una guerra donde morirán miles de personas.

Nos gustaría pensar que Putin y los otros líderes mundiales van a lograr acuerdos que concluyan este conflicto bélico con premura.  Sin embargo, los egos, la ambición de poder y de dominación pueden escalar este conflicto por más tiempo que el deseado, amén de las amenazas de Putin de utilizar armas nucleares para su defensa si intervienen otros países.  Estando el mundo globalizado y con una economía interdependiente, desafortunadamente, las consecuencias de este conflicto nos afectarán a todos. En el caso de Puerto Rico, un país que depende de la importación, y que ya venimos golpeados por huracanes, terremotos, inflación, corrupción, desempleo y una Junta impuesta por los colonos, los efectos pueden ser devastadores.