Los scooters, los peatones y las aceras, ¿a quién le pertenecen?

Econaturaleza
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La llegada de los scooters eléctricos al país ha dado de que hablar en los pasados años. ¿Recuerdan a la turista que usó uno en pleno Expreso 22? ¡Causó un escándalo por el peligro que corría por usar ese equipo en una carretera tan transitada!
Si usted camina por las calles del Viejo San Juan, va desde su oficina a la cafetería de la esquina en Santurce o pasa por la Avenida Universidad en Rio Piedras, podrá avistar esos scooters a menudo. ¿Alguna vez se alguno le ha impedido el paso por estar en el medio de la acera o la calle? Supongo que se ha molestado si su respuesta fue afirmativa. Hay una explicación para eso. Nos comunicamos con las Oficinas de la Policía de Puerto Rico y el Municipio de San Juan para investigar cual es la política de uso de estos transportadores electrónicos y nos indicaron que el acuerdo entre el municipio y el arrendador era ubicar los scooters en lugares donde no estorbaran el movimiento del público y que eso se está cumpliendo. Además, si usted visita la página de la compañía Skootel Puerto Rico (https://www.skootel.com/user-rental-agreement), podrá encontrar que entre sus políticas de uso se incluye ubicar el equipo en lugares donde no sean privados, no estorbe ni corra riesgo de daños. Incluso, la compañía los ubica en lugares específicos que no estorban el paso peatonal en las aceras por las mañanas cuando recargan los equipos. El problema entonces es que, como son equipos recargables, a veces se descargan en lugares no muy favorables para los que transitan por las aceras. Aquellos ciudadanos que usan estos scooters no logran ubicarlos en espacios donde no estorban antes de que se descarguen. Una vez se descargan estos, no se pueden mover porque no corren más, así que no recurren a moverlos por no hacer un poco de fuerza hacia alguna esquina (por lo pesados que son). La responsabilidad de un mejor uso de las aceras del país, en el área metro específicamente, recae en los que hacen uso de los scooters en este caso. Ni la policía, ni el alcalde, ni el propietario de los scooters puede garantizar una acera libre de obstáculos motores si la ciudadanía no pone de su parte.