Informe Kilómetro 0 sobre la policía de P.R. y la Licencia para Matar

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Recién salió publicado el informe Licencia para matar: Muertes por uso de fuerza policial en Puerto Rico, 2014-2020, realizado por la organización Kilómetro 0, y cuya investigación y redacción estuvo a cargo de Luis A. Avilés, Mari Mari Narváez, Luis Emilio Muñoz, Aharhel E. Alicea Holandez y Lauce E. Colón. (https://www.kilometro0.org/informes) Es el primer trabajo de gran envergadura que estudia y analiza el problema de las muertes por el uso de fuerza policial en Puerto Rico.
Dicho informe debe ser lectura obligada y objeto de estudio, reflexión y acción; enjundioso, metódológicamente impecable, claro y certero, nos llama a reflexionar sobre varios aspectos del abuso de fuerza policiaco que degeneran en muertes; aspectos como la falta de transparencia (y más que eso la manipulación) sobre el manejo y la comunicación de datos, el mal entrenamiento de los policías basado en estándares ajenos a nuestra realidad social, el problema del enemigo inminente en la mente policiaca cuando intervienen con cualquier ciudadano, el feminicidio y el suicidio entre sus miembros, y el problema del discrimen racial y social sobre las personas víctimas del abuso, entre otros importantes asuntos. Este tema del discrimen racial y social nos llama particularmente la atención, porque es otro ejemplo documentado sobre la criminalización de la pobreza. Nos dice el Informe que “El análisis demuestra que los vecindarios pobres tienen una tasa de mortalidad por uso de fuerza policial de 3.5, mientras los vecindarios no pobres tienen una tasa de 2.5.” (pág. 29), y que “Los vecindarios predominantemente blancos, indistintamente de si son pobres o no pobres, prácticamente mantuvieron la misma tasa de mortalidad, 2.2 y 2.1 respectivamente. Dentro de los sectores no pobres, las personas que residen en vecindarios racialmente mixtos tienen una tasa de mortalidad de 3.3. Esta tasa es más elevada que la de los vecindarios predominantemente blancos, que es de 2.1. Entre los sectores pobres, la tasa de mortalidad de las personas que viven en vecindarios racialmente mixtos, 4.8, es mayor del doble de la mortalidad de los vecindarios predominantemente blancos, que tienen una tasa de 2.2. Estos resultados demuestran que, en el riesgo de morir por uso de fuerza policial, las diferencias raciales entre vecindarios tienen más peso que las diferencias de clase social.” (pág. 30, énfasis nuestro). Es significativo, aunque no sorprendente, ver cómo la violencia policial se da más en las comunidades pobres, pero aún dentro de estas, son más las incidencias en comunidades mixtas, que bajo la metodología del Informe son aquellas donde la mayoría de la población se considere negra, o afrodescendiente o multiracial. En el informe el concepto del “peligro inminente” en la mente del policía se analiza en el contexto de la amplia posesión de armas entre los ciudadanos de Estados Unidos, que implica que en cualquier intervención policial el policía tenga que lidiar con alguien que está armado con arma de fuego; esa mentalidad, según el Informe, se traspasa a los miembros de la policía de Puerto Rico cuando son entrenados bajo los métodos norteamericanos. (págs. 34-35) Ahora bien, lo que sin duda refleja el informe es que también la mentalidad del “peligro inminente” está dirigida contra los pobres, y los vecindarios racialmente mixtos (los redactores son muy cuidadosos en evitar la polarización blancos contra negros, conscientes, a mi entender, de que el asunto es más complejo, sobre todo en nuestro país), y como vimos, más contra los “racialmente mixtos”. Es como decir, no sólo es peligroso el pobre, sino aún más, el que es además de pobre, negro, afroamericano o cae dentro de alguna categoría racial que no sea blanco. Ese problema es harto conocido en Estados Unidos y un problema que aún dista mucho por resolver. En Puerto Rico sin embargo, se suele invisibilizar, no solamente con la ocultación y manipulación de datos, sino por nuestro propio paradigma de negación del racismo y la pobreza. Por un lado, crecemos escuchando de que en Puerto Rico no existe el racismo porque somos la feliz mezcla de tres razas, taína, blanca y negra, por otro lado también escuchamos constantemente que en nuestra isla pobre es el que quiere, o que no existe la pobreza gracias a las “ayudas federales” y el consabido “miren a Haití y las repúblicas, tal o cual”. El Informe concluye con recomendaciones muy puntuales para resolver el problema del uso de fuerza excesiva que causa estas muertes, incluyendo, entre otras recomendaciones, cambios institucionales, promover la rendición de cuentas y evitar la impunidad, y cambios en la visión y tipo de intervención policial. A ello le añadimos que debemos ampliar y solidificar la educación en todos los niveles sociales de la conciencia y práctica de la igualdad y la equidad, de la erradicación de la pobreza, y del respeto a los derechos humanos. Como toda agenda social, el reto es grande, pero no imposible.