Hemos llegado a otro 1ero de Mayo y las condiciones materiales de la clase trabajadora se mantiene igual o peor a la del pasado más reciente de la pandemia.
1.- Las inmensas riquezas que generamos se la siguen apropiando los empresarios (nacionales y extranjeros) a cambio de miserables salarios. Nuestras riquezas van a parar en los países poderosos, mientras los nuestros carecen de los bienes y servicios fundamentales para la vida y el desarrollo humano.
2.- Las plazas de empleo cada día se reducen, marginándonos al trabajo informal (sin seguro social y un contrato). Cerca del 55% de la mano de obra panameña es un ejército de reserva en espera de plazas de trabajo dignas.
3.- Los trabajadores del sector público permanecen a merced del partido oficialista y los políticos de turnos en el gobierno, nada les asegura una estabilidad laboral.
4.- Los trabajos domésticos, extras o las dobles jornadas para mantener reproduciendo el sistema empresarial vigente siguen sin ser reconocidos, ni se remuneran.
5.- Los impuestos que pagamos cubren los vacíos que dejan la evasiones y exoneraciones de los impuestos por parte de la clase empresarial.
6.- Las condiciones laborales, si bien no son peores físicamente a las del siglo XIX y principios del siglo XX, nos exigen mayor competencias y tiempo de entrega en el trabajo a cambio de nada más que conservar nuestros cargos momentáneamente.
7.- Algunas de nuestras organizaciones que tienen como obligación velar por nuestros intereses se mantienen capturadas por cúpulas sindicales poco democráticas. En otros casos pactando con los partidos y gobiernos de turno y a espalda nuestra con la patronal.
En vista de este oscuro escenario proponemos a la clase trabajadora, en toda su inmensa diversidad, atreverse a salir de las capillas de la resistencia y la denuncia, para dar pasos hacia la toma de espacios de poder concretos que nos conduzca a la transformación de nuestra sociedad, mediante un Plan de Lucha Unitario de movilizaciones que obligue al gobierno de Cortizo a modificar sus políticas económicas favorables a la oligarquía empresarial, exigiendo: empleos, salarios dignos, sistemas de salud y educación públicos y eficientes.
Se nos avecina otro juego electoral y todo indica por el momento que una vez más no vamos a estar representados en las papeletas. El momento nos demanda más que nunca una unidad en principios para la construcción de un programa de trabajo que tenga como objetivo permitir a la clase trabajadora tener mayor participación en todas las esferas de nuestra sociedad, desde los derechos económicos y sociales, pero también el de participar con nuestras propias propuestas políticas, por fuera de los partidos de la burguesía, y postular por un gobierno alternativo, popular, antineoliberal y democrático.
Panamá, 1 de mayo de 2022.