Sandro Omar, el Legado de Trujillo y la opresión internalizada

Caribe Hoy

“Los chistes de mi país son regularmente sobre negros, haitianos y sobre Francisco Pena Gomez. Reconozco que antes me los disfrutaba. Ahora me molestan porque entiendo el racismo que hay detrás.  Siento rabia de ver como los dominicanos se agreden a sí mismos.” Esta es una de las aseveraciones que nos presenta Sandro Omar Alcántara en su libro, El Legado de Trujillo, donde nos expone a sus vivencias y confrontación con el racismo crudo y duro, y la opresión, por ser una persona de piel negra oscura en la vecina isla de Republica Dominicana.

 

Conocí a Sandro hace mas de 10 anos atrás, cuando un amigo me lo refirió para pintarme mi casa.  Sandro es un hombre de piel negra oscura, estatura promedio, cuerpo fornido y sólido, de hablar suave, correcto, siempre cortes y respetuoso. Es extremadamente responsable y eficiente en su trabajo.  Conversando con el me dijo que se dedicaba al negocio de pintar residencias y de hacer patios. Así que luego que termino de pintar mi propiedad, le pedí que fuera mi jardinero, labor que hizo por muchos años. Lo interesante de Sandro es que, más allá de hacer su trabajo, siempre buscaba la oportunidad para conversar sobre temas de política o de actualidad.  Para mi era un enigma, porque igual conversaba de forma critica e inteligente de política como de arte.  De mas esta decir, que si alguien me preguntaba si conocía a un pintor o a un jardinero, mi referido siempre era Sandro.

 

Desde siempre, habló de su sueño de escribir un libro sobre sus vivencias en la República Dominicana, de donde es oriundo.  Finalmente, el jueves pasado, ante una casa llena, en la librería de Norberto Gonzalez, nos presentó su libro, El Legado de Trujillo.  En el narra de forma cándida el racismo constante al que estuvo sometido desde pequeño hasta que decide salir de la República Dominicana, metido dentro de un furgón sellado.  Los dominicanos, aunque sean de piel negra, son en extremo racistas contra los que tienen una piel más oscura, particularmente contra los haitianos, quienes, por lo regular, son objeto de abusos extremos por parte del gobierno y del pueblo.  Relata que la policía detenía a las personas que les parecían ser haitianos y les exigían que dijeran la palabra “perejil”.  Al no poder pronunciar la palabra correctamente eran adjudicados haitianos, y podían ser asesinados, desaparecidos o deportados sin más. 

 

Sandro sentía que su vida pendía de un hilo constantemente, y en mas de una ocasión fue detenido por el color de su piel.  Por la situación política de su país, entendió que el racismo no iba a reducirse por lo que decide hacer el tan arriesgado cruce a Puerto Rico. Nos relata que, al llegar a Puerto Rico se sintió acogido y nunca ha experimentado el racismo que sufrió en su país.  Por eso, desde su perspectiva, él entiende que en Puerto Rico no hay discrimen racial.  En esto estamos en desacuerdo.  Sin embargo, la experiencia desde la cual uno procede es fundamental para dar diversas gradaciones a las perspectivas de vida personal. 

 

La historia que Sandro Omar nos comparte en su libro es una que habla de opresión internalizada.  Pero también es una historia de la lucha fuerte contra la adversidad y de superación extrema.  Es una historia que se debe leer y se debe conocer.  Es una historia de transformación de estereotipos. Es una historia que tiene una mirada de dos países antillanos y su situación racial de formas distintas.  Es una historia que mira a Puerto Rico desde los ojos de un extranjero que ve nuestro país con unos ojos que pueden servir de esperanza para que los propios boricuas recobremos nuestra isla encanto.