La revocación de Roe v Wade y la erosión de la cultura de los derechos civiles

Caribe Hoy

Por el impacto y trascendencia de esta decisión, algo raras veces visto sucedió en el Tribunal Supremo de Estados Unidos hace varias semanas: el “liqueo” del borrador de la opinión revocando el precedente de Roe v Wade. La movilización fue inmediata en un esfuerzo de evitar que ese precedente fuera revocado.  Desafortunadamente, la derecha norteamericana y republicana, viene con un movimiento de limitar los derechos civiles, y el viernes finalmente bajó oficialmente la decisión revocando a Roe v. Wade, decidido el 22 de enero de 1973.

 

Con esta decisión el Supremo Federal hecha al traste una lucha que viene desde hace más de cincuenta años que persigue proteger la vida y las decisiones de una mujer con relación a mantener o terminar un embarazo. En Roe v Wade, que fue una apelación sobre la constitucionalidad de las leyes de aborto de Texas, se interpretó que ese derecho era uno sujeto al debido proceso de ley garantizado por la Enmienda 14va de la Constitución que protege el derecho a la intimidad y la privacidad.  Con la decisión de Dobbs v Jackson Women’s Health Organization, emitida el pasado viernes, el Supremo Federal, tal cual Poncio Pilato en sus tiempos, se lava las manos y decide que sean los estados quienes determinen y regulen la protección que quieran darle a la mujer sobre las decisiones de su cuerpo.  Ya hay muchos estados, entre ellos Texas, que han legislado para limitar o prohibir el aborto, haciendo de este hecho uno punible criminalmente.

 

Estas acciones limitando a la mujer las decisiones sobre su propio cuerpo, son evidentemente de corte hegemónico y machista. La decisión a quien afecta de manera más fuerte es a todas las mujeres de recursos económicos limitados.  Es decir, se sigue haciendo una clara división que marca y abusa de la pobreza. Digo esto porque las personas con más recursos pueden tener la opción de viajar a algún estado que permita el aborto y hacer allí el proceso.  Es decir, los fundamentalistas de derecha no pueden evitar que una mujer tome esa decisión.  Sin embargo, aquellos estados como Texas, que limiten severamente la posibilidad de que una mujer sin medios económicos viaje a otro estado para hacerse un aborto legal, será obligada a volver a cuartos oscuros e insalubres para hacer terminar el embarazo.

 

Me pregunto, parecido a lo que hizo Charles Dickens en Propuesta Modesta, porque estos estados fundamentalistas, como Texas, no pasan legislación para que el varón una vez llegue a la pubertad este obligado a hacerse una vasectomía reversible, so pena de prisión si no lo hace, hasta que llegue a la mayoría de edad y pueda establecer que es capaz y responsable de mantener hijos.  ¿Sería esta propuesta una aberración porque va dirigida a controlar el área reproductiva del varón, o esto no es similar al control que se les ha dado a los estados para ejercer poder sobre las decisiones de reproducción de la mujer?

 

La decisión de Dobbs v Jackson Women’s Health Organization, nos catapulta en un viaje en el tiempo hacia la época del oscurantismo.  El peligro es que esta decisión es solo el inicio oficial y legal de las limitaciones a los derechos civiles.  Derechos que han sido objeto de luchas férreas. No será nada raro, que este grupo de Jueces que ocupa actualmente el Tribunal Federal, de la misma forma que revocó Roe v. Wade, pueda entender que la Constitución Federal excluye el sufragio de las mujeres, que la igualdad se refiere solo a los blancos en exclusión de las personas de descendencia afroamericana que fueron sujetas a la esclavitud; que los derechos al matrimonio de parejas no binarias es ilegal, y así por el estilo podrían de golpe y porrazo, borrar muchísimos derechos que hoy se dan por sentado. 

 

La única esperanza es el activismo en las legislaturas y que los y las ciudadanas se levanten en masa y exijan una legislación federal para salvaguardar los derechos que el Supremo Federal ha tirado al traste.  Lo mismo es de aplicación a Puerto Rico.  Es importante que los ciudadanos nos activemos y exijamos a la legislatura de forma contundente la protección de los derechos de la mujer, incluyendo el derecho a decidir si continuar o terminar un embarazo.