Lilith y el feminismo

Caribe Hoy

Escuché su nombre por primera vez hace solo varios meses atrás. Fue en una conversación esotérica con un amigo que me la mencionó y me preguntó si sabía de Lilith. Realmente no, contesté. Ella fue la primera esposa de Adán, me dijo. ¿Cómo así? Su historia proviene de la literatura hebrea y se encuentra en el texto del alfabeto Sirach. Se menciona una sola vez en la biblia – Isaías 34:14. En estos días pasados volví a escuchar su nombre y quise compartir un poco sobre ella y lo que representa.

 

En un principio Dios creó un varón y una mujer a su imagen y semejanza.  Ambos fueron creados del mismo barro. Eran iguales. El hombre fue llamado Adán y la mujer Lilith (que significa viento, aire o espíritu). Fueron esposos y estaban en el paraíso. Lilith era hermosa, inteligente, inquieta, inquisitiva, llena de vida. Ella era libre.  En el ejercicio de su libertad ella cuestionaba a Adán, dialogaba, reflexionaba y negociaba con él como una igual. Lilith era un reto para Adán.  Si él le ordenaba a ella que hiciera algo, ella determinaba si cumplir o no. Ella no era una mujer sometida, era igual a Adán y vivía sin jerarquías.

 

Adán, frustrado acudió a Dios con sus quejas. Dios llamo a Lilith y le pidió que obedeciera a Adán. Lilith, reclamo haber sido creada el mismo día de Adán, del mismo barro, y de la misma manera en igual imagen y semejanza a Dios.  Tenían los mismos derechos. Los reclamos de Adán y la presión de Dios continuaron. Lilith sintió que el paraíso no era tal cosa y se marchó solo con la desnudez de su libertad, sin llevarse nada material.  Adán, que se pensaba auto suficiente no paro de llorar ante la partida de Lilith. Dios se conmovió con su tristeza y le dio otra compañera.  Esta vez una menos independiente. La hizo de la costilla de Adán y la llamo Eva.  Lilith fue considerada una transgresora.

 

Lilith continuo su vida con independencia cerca del mar rojo. Sin embargo, esta propia independencia, libertad de criterio y de pensamiento la llevó a ser no meramente invisibilizada en la historia bíblica sino demonizada.  Se dice que ella fue la serpiente que convenció a Eva para que diera de comer a Adán la fruta prohibida del paraíso y con ello su expulsión. A Lilith se le asocia con la belleza, la sensualidad y también con la maldad.  De ahí que en las formas patriarcales de dominación se vea a la mujer con dos caras.

 

Lilith una mujer de integridad, con carácter, seguridad, hermosa, poderosa y con voz propia va en contra de lo que representa el patriarcado.  Si lo analizamos, Lilith es la primera mujer que enfrenta la violencia de genero.  Sin embargo, la cuestiona y la rechaza.  Esto la convierte no en un símbolo demonizado de la mujer sino al contrario en un símbolo de la lucha feminista por la igualdad de los derechos entre los géneros. Para el patriarcado es costumbre demonizar e invisibilizar a todo aquel o aquella que cuestione sus formas de dominio.  Sin embargo, esto nos lleva a nuestra realidad presente, los continuos abusos físicos, sociales y morales contra la mujer; y la opresión continua por pensarnos inferior. La lucha por la igualdad de género es una que, al parecer, comenzó desde la mismísima creación divina y que continuará por muchos años por venir.   A pesar de los avances importantes de movimientos feministas la lucha por la igualdad es una en constante acecho que hay que seguir defendiendo.  A Lilith y la lucha que representa hay que visibilizarla. ¡Todas somos Lilith!