Uso de tecnologías y delitos de biopoder (derechos humanos)

el Post Jurídico

El científico español Rafael Yuste ha advertido sobre las nuevas tecnologías y lo que denomina el hackeo del cerebro. Esto significa conocer los datos de una persona, sus recuerdos, sus sueños, la invasión de su privacidad, hecho prohibido por la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La invasión de privacidad no devela por completo la vida de una persona, sobre todo si las situaciones de vida son descontextualizadas o interpretadas eurocéntricamente. Ya Michel Foucault había señalado la importancia del biopoder aunque aquí lo empleamos con otra acepción acorde con la definición científica de los estudios cognitivos.

Las tecnologías para leer el pensamiento,  ocasionar diversas sensaciones en el cuerpo tales como sexuales o dolores agudos, causar espasmos, ocasionar subidas o bajadas de presión, estimular cambios o desórdenes emocionales, inducir conductas, o inducir suicidios son ahora una realidad. Estas tecnologías pueden ser empleadas médicamente, por ejemplo para problemas del cerebro como el Alzheimer, entre otras enfermedades o mejorar algunos aspectos cognitivos de niños con condiciones especiales. Esto implica que los ejecutores de estas acciones tienen que poseer un conocimiento científico o pueden ser personas adiestradas en el uso de esta tecnología.

En la obra de la escritora dominicana, La mucama de Omincunlé, Rita Indiana presenta una obra de ciencia ficción que denuncia que ciertas tecnologías de biopoder existen en un mercado negro. Estas tecnologías implican un conocimiento del cerebro que ha sido empleado desde los años setenta. En el Caribe se trabaja con esta tecnología. Ha llegado la era del neurocapitalisno.

El científico Rafael Yuste, quien dirige 500 laboratorios en el mundo,  ha promovido mediante su proyecto BRAIN varios neuroderechos: derecho a la privacidad mental, derecho al libre albedrío,  a la protección contra sesgos y discriminación. Esto último lo ocasiona el grado de desarrollo tanto intelectual como emocional de la persona que usa esta tecnología y el fin con que es empleada, por ejemplo manipular una persona o inducirla a cometer actos ilegales.

Es necesario que se investigue esto en Puerto Rico, ya que por su relación con Estados Unidos y su ubicación geográfica puede haber un fácil acceso a esta tecnología. Los luchadores de derechos humanos necesitan prepararse en este conocimiento.