Re-escribir FUSILADO dios

Caribe Imaginado

Los poemas de FUSILADO dios fueron originalmente escritos en 1981 a raíz de mi participación en el Taller de Poesía de María Arrillaga en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, mi Alma Mater. “dios, quiero hablarte” fue el primer poema que se escribió y después surgió poco a poco este diario poético, de 22 poemas, a raíz de mi separación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Caguas, Puerto Rico, mi pueblo.

La bronca, como dicen los mexicanos, o la pelea con dios, así con minúscula, fue tomando forma al no poder compaginar mi homosexualidad o patería con la fe.  Muchos años después pude reconciliarme con lo sagrado a través de la vuelta a la religión de mi niñez, el catolicismo, debido a la política de “no decir ni preguntar” sobre la orientación sexual de cada cual.  Ese anonimato que provee la misa como congregación universal de personas alrededor del mundo me dio un refugio para poder expresar mi éxtasis particular con lo divino.  En un viaje a Italia me di cuenta que “ser católico” es también la manifestación de una cultura particular a través del arte, la música y la arquitectura como expresiones de la fe.  Una fe que duda, el tema de FUSILADO dios, que cuestiona y busca construir una idea de ese dios (en minúscula) propia y ambigua más allá del heredado. 

           En este poemario hay un diálogo franco con el acto de creer más allá de los dogmas.  Se trata de pedir una respuesta, emplazar a Jehová de los Ejércitos, en su Viejo Testamento, y reconciliarlo con el de Jesús, Hijo redentor.  Sin embargo, en el momento de re-escribir este libro por veinte años, aunque tiene cuarenta años de escrito, me he dado a la tarea no sólo de pulir y re-escribir sino también repensar desde la perspectiva filosófica, a mis 61 años, lo que significa la fe. No quise cerrar esta edición 20 aniversario con un poema conciliatorio. Me pareció acertado dejar la serie de poemas con el desencanto final del vacío de la fe porque todo creyente debe llegar a ese momento de la duda para que se afiance o pierda la fe, hasta que logre recobrarla, si es capaz de hacerlo.

           Esta edición 20 aniversario conmemora también el Segundo Premio Nacional de Poesía del PEN de Puerto Rico en 2000 y contiene dos estudios preliminares del Padre Raúl Lugo (yucateco) y el profesor Óscar Ortega Arango (colombiano), docente en la Universidad Autónoma de Yucatán, donde se presentó la primera edición de 2000 por estos dos colegas y amigos que tan gentilmente accedieron a volver sobre FUSILADO dios para prologarlo, a cuatro manos, en dos instancias.  En este nuevo volumen, retrasado por la pandemia del coronavirus dos años, se incluyen dos dibujos a tinta de Carlos Gamboa que enmarcan el texto al principio y al final, de un torso desnudo que sostiene un corazón flechado, en relación directa con el éxtasis de Santa Teresa de Ávila. La poesía mística del “Cántico espiritual”, de San Juan de la Cruz, es recordada en el poema “X” (“articular huecos/ a b i s m o // espacio vuelto al revés/ entender de pronto la línea de la tristeza/ que se contiene en los labios// decir lluvia/ palabra deshollada/ que se intenta”, 47). Aquí el texto glosa de manera contemporánea la tradición del misticismo español al expresar ese abismo que se articula en el vacío de la fe siempre como un mero intento de alcanzarse.

           Los poemas “VI” (“dios / quiero hablarte”), “XVIII” (“han mandado fusilar a dios”) y “XIX” (“lo andaban buscando”) son tres de los textos más leídos, citados, antologados y comentados desde el 2000. Con esta edición 20 aniversario mi editor Carlos Roberto Gómez Beras, de Isla Negra Editores, y yo hemos intentado rescatar este, mi primer libro de poemas, para lectores jóvenes y para quienes no tuvieron acceso a la obra completa, de la cual sólo conocen poemas sueltos. En cierto sentido es un esfuerzo de restauración para la Colección Filo de Juego, que rememora aquella revista universitaria de los años 80 en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico donde hicimos nuestros pininos en las lides literarias.

           Les entrego FUSILADO dios como un acto de amor para que quien lo lea pueda adentrarse en el cuestionamiento fundamental de lo sagrado, de nuestra posible fe, sea para afirmarla o negarla.