1.A quien único le interesa que el Pueblo puertorriqueño este atento
y muestre entusiasmo sobre el resultado de las elecciones
legislativas de Estados Unidos es al sector anexionista. El PNP y
quienes creen en la anexión son conscientes de que esas elecciones
nada tienen que ver con Puerto Rico. Sin embargo, buscan el
objetivo asimilista de que en la conciencia del Pueblo puertorriqueño
esas elecciones sean concebidas como suyas, de que le conciernen
y debe preocuparle el resultado de las mismas. Es una forma de
“americanización”.
Claro que esas elecciones tienen relevancia en el contexto de la
sociedad estadounidense, e inevitablemente han de tener algún
impacto a nivel internacional.
Pero Puerto Rico no aparece en esa ecuación. Excepto en la
fantasía de los anexionistas, que se desviven por formar parte de
aquel universo político.
Ganen unos o ganen otros, el gobierno de estados unidos igual
impondrá su voluntad sobre nuestro País. La dominación colonial no
es cosa de partidos, sino que es una política de Estado. Así ha sido
desde 1898 y seguirá siéndolo mientras prevalezca la condición
colonial.
2.Hacemos un llamado al Colegio de Abogados y Abogadas de
Puerto Rico para que designe una comisión independiente, que
investigue a fondo las posibles irregularidades e incluso violaciones a
la ley cometidas por el Departamento de Justicia de Puerto Rico
durante los pasados años. Esta seria situación ha hecho crisis
recientemente, cuando se ha señalado a la exgobernadora Wanda
Vázquez, por alegadamente haber manipulado la investigación de un
caso de asesinato cometido hace algún tiempo. Más recientemente,
el actual secretario de Justicia, Domingo Emmanuelli, manipuló el caso
de el exgobernador Ricardo Rosselló, quien a todas luces había
violado la ley al querer figurar como residente en Puerto Rico, y así
poder ser candidato a un puesto de los llamados cabilderos de la
estadidad.
El Licenciado Emanuelli ha pedido al Pueblo que confíe en sus
instituciones. Sin embargo, el clima general apunta en sentido
contrario. El Pueblo de Puerto Rico desconfía cada día más de las
instituciones gubernamentales, particularmente en la Gobernación, el
Departamento de Justicia y la Legislatura.