Mucho tinta ha corrido este mes sobre nuestra afrodescencia. Y es que debemos y tenemos que celebrar nuestra afrodescendencia en Marzo, el Mes de la Afrodescendencia.
Inclusive el director del ICP, Carlos Ruiz Cortés dio a conocer todas las actividades que se realizarán para resaltar la herencia afro que nos define como puertorriqueños y que se hace palpable en la música, arte, costumbres, literatura, tradiciones y en nuestro diario vivir.
Hasta se retrató junto a un grupo de profesores, gestoras culturales, músicos, escritores, poetas y folcloristas que hacen visible el legado afrocultural en la sociedad puertorriqueña. Habló de nuestra herencia afro y nuestra afropuertorriqueñidad. Y surgen en mi mente figuras como el maestro Modesto Cepeda y Tata Cepeda, escritoras destacadas como Mayra Santos Febres y Yolanda Arroyo Pizarro, académicas ilustres como Marielba Torres.
Me gozo en la cantidad de eventos a celebrarse. Una exposición de la artista Maribel Canales: “Trillizos fraternos; los 50 años de la Escuela de Bomba y Plena Rafael Cepeda; un homenaje al maestro Modesto Cepeda; la Cumbre Internacional de Afrodescendencia en la UPR; la Jornada en reconocimiento a la Abolición de la Esclavitud del Pen de Puerto Rico Internacional; un encuentro de tambores en la Plaza Las Delicias en Ponce; el conversatorio “Una mirada literaria al Arte Popular” en el Museo de Arte de Puerto Ricos, como parte del Fiestón del Libro; el Primer Festival Afroantillano en Río Piedras dedicado al fenecido Tito Matos y en la Biblioteca Nacional de Puerto Rico la exposición “La afrodescendencia u su aportación a la sociedad puertorriqueña. ¿Qué más se puede pedir?
Todo es fiesta y bayoya en Puerto Rico, a lo cual yo me uno, aunque en Facebook continuen las peleas a favor y en contra de nuestra negritud. Sin embargo no puedo dejar de dar una mirada hacia la Madre África que revela el horror que padece nuestra Comunidad LGBTQIA+. Amnistía Internacional denuncia que en 34 países africanos las relaciones homosexuales son punibles por ley y penalizan a las personas por su orientación sexual y su identidad de género. En todos ellos, la cultura de la discriminación y las violaciones de los derechos humanos fundamentales se repiten constantemente contra lesbianas, gays, transgénero, bisexuales, intersexuales y queer (lgtbiq). Además, la intolerancia social, la discriminación y, en algunos casos, la violencia contra el colectivo es un continuo que provoca su exclusión sistemática de la esfera pública. Aplaudimos al consorcio de actores africanos formado por institutos de
investigación y oenegés internacionales que trabajan por los derechos LGTBIQ, quienes acaban de lanzar un proyecto en cinco ciudades africanas para terminar con el estigma y exclusión del colectivo.
“Fuerte en diversidad - Audaz en inclusión" o SiDBoI —por sus siglas en inglés "Strong in Diversity – Bold on Inclusion"—, es un programa de cuatro años con el objetivo de promover la igualdad e inclusión del colectivo en el continente. Lanzado por Hivos, la oenegé holandesa que lidera la red, se implementará en Maputo, Lagos, Nairobi, Lusaka y Dakar en los próximos meses.
Mientras esto sucede el Parlamento de Uganda aprueba una dura ley que castiga con cárcel el identificarse como gay.
Los ciudadanos que se identifican como homosexuales en Uganda se arriesgan a ser condenados a cadena perpetua después de que el Parlamento de la nación africana aprobara un nuevo proyecto de ley para acabar con el sexo entre personas del mismo sexo.
El proyecto también incluye la pena de muerte en determinados casos.
"Vamos a aplicar la ley para asegurarnos de que los homosexuales no tienen espacio en Uganda", dijo el parlamentario Musa Ecweru durante el debate de aprobación, en el que hubo aplausos y cánticos.
Un activista de los derechos de la comunidad LGBT ha dicho que el debate en torno al proyecto de ley ha hecho aumentar el temor de que haya más ataques contra las personas homosexuales.
"Hay mucho chantaje. La gente está recibiendo llamadas en las que les dicen: 'Si no me das dinero, denuncio que eres gay'", contó el activista.
¿Hacia dónde nos encaminamos: hacia el festejo boriqueño o el horror africano?