Y así habló el hombre-hicotea [filósofo boricua radicado en Alemania]

Crítica literaria
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[Nota del Autor: Discurso de agradecimiento del Dr. Juan José Vélez Peña en la ceremonia de premiación de su libro Y así habló el hombre-hicotea: relatos apócrifos para una genealogía de la sentisapiencia en la 47. Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina, el domingo 30 de abril de 2023. El filósofo y escritor boricua vive en Bremen, Alemania.]

¡Buenas tardes! Quiero agradecerles a las y los organizadores del concurso, así como al jurado por el premio que me han otorgado. ¡Mil gracias!

José Gaos, en su escrito “Significación filosófica del pensamiento latinoamericano”, al referirse al diálogo no sólo posible, sino ya por muchos años existente entre el pensar filosófico y las literaturas nuestroamericanas, nos describe como gente fuertemente inclinada a la oralidad. A ese sujeto le llama “el gran Conversador”. Temo que nunca sabré por qué Olodumare se negó a adornar mi espíritu con esa gracia. Les leeré unas notas de agradecimiento, una breve descripción de mi libro y las circunstancias que me llevaron a redactarlo.

Como todo libro, Y así habló el hombre-hicotea: relatos apócrifos para una genealogía de la sentisapiencia, es el fruto de innumerables encuentros. Si me lo permiten, quiero contarles brevemente uno de ellos. La noche del 19 de noviembre de 1990, luego de presentar Apuntes sobre la memoria y sobre el fuego, en Augsburgo, Alemania, conocí a Eduardo Galeano. La actividad fue organizada por el Departamento de Romanística de la universidad de la ciudad bávara. Al finalizar la presentación, concurrida mayormente por estudiantes y un público externo interesado en la cultura y política latinoamericana, tuvo lugar la sección obligatoria posterior. Unx que otrx investigadorx le agradeció al ponente por haber presentado una conferencia tan excelente, alabó su claridad expositiva y, tras mostrar sus capacidades oratorias, cavilando largamente sobre su obra, formuló finalmente sus preguntas. El versado intelectual respondió a todas y cada una de ellas con elocuencia, mostrando nuevamente la elegancia, la creatividad, el humor y, sobre todo, la inteligencia sentiente que caracterizaban sus charlas, así como todo lo que llevaba al papel.

Al terminar la actividad un profesor del departamento que me conocía nos presentó. Luego de compartir un buen rato con un grupo de asistentes, hablando con él sobre el hijo más ilustre de la ciudad -Bertolt Brecht- y su personaje más famoso -Mackie Messer-, me dijo que no disponía de mucho tiempo porque tenía que irse el próximo día temprano, por lo que me pidió que le mostrara un poco la ciudad y de paso nos dábamos unas copas. Luego de mostrarle los monumentos obligatorios de la ciudad, lo llevé a un bar de estudiantes. Allí, entre tragos y humaredas de tabaco, me relató el encuentro de Orlando Fals Borda con un sentisabio pescador de la costa caribeña colombiana. Así escuché, por primera vez, el término sentipensar.

Claro, ese encuentro en sí no explica del todo por qué, posteriormente, luego de unos 32 años, escribí un libro dedicado al tema. El libro también es el fruto de investigaciones, que desde mis estudios, venía realizando, interesado en proyectar una crítica nuestroamericana al canon filosófico occidental, esto, influenciado por Raúl Fornet-Betancourt, con quien hice mi maestría y más tarde me doctoré. El manuscrito final fue redactado durante el encerramiento en Alemania, a causa de la pandemia.

Quiero bosquejarles, a paso rápido, el libro. En lo que respecta a su estilo, nos hacemos cómplices de Eduardo Galeano, asumiendo para nuestra investigación lo que indicó al describir Memoria del Fuego:

Ignoro a qué género literario pertenece esta voz de voces. (…) no es una antología, claro que no; pero no sé si es novela o ensayo o poesía épica o testimonio o crónica o ..., Averiguarlo no me quita el sueño. No creo en las fronteras que, según los aduaneros de la literatura, separan a los géneros.

Pues bien, el libro consta de seis capítulos, una introducción y un prólogo escrito por Fornet-Betancourt. La escritura del sentipensador uruguayo claramente lo impregna. Como la marea, los textos presentados van y vienen, moviéndose entre las profundidades insondables de la inquisición ensayística filosófica y la aparente apacible superficialidad del relato o la narrativa literaria.

Damiani Pachón Soto en uno de sus ensayos tematiza las posibilidades que se abren para el reconocimiento de esbozos otros de pensamiento filosófico en Latinoamérica, al usar un filosofar sentipensante que hibridiza, entretejiendo el discurso filosófico con el literario.

Para sentipensar adecuadamente las realidades nuestroamericanas no basta con desarrollar una epistemología propia, con conceptos y categorías racionales que se ocuparían de dar cuenta de nuestro entorno. Como bien sospecha Raúl Fornet Betancourt, tal vez hay que ir más allá del epistemocentrismo occidental y revolucionar los medios y estilos de expresión, asumiendo decires y formas de contar nuestras historias, mitos, sueños, utopías, distopías y heterotopías que se ubiquen más allá del positivismo cientificista, tan apreciado por Occidente.

El sentipensar no formó una ‘escuela de pensamiento’ con preceptos normativos seguidos por sus discípulxs. De ahí que nuestra propuesta, lejos de trazar una concatenación teleológica de acontecimientos que marcarían el desarrollo sistemático del sentipensar, más bien escenifica su recurrente aparición en la historia cultural nuestroamericana.

Las partes que constituyen el libro, a pesar de su diversidad estilística y temática, conforman una unidad; un esbozo de la genealogía del sentipensar. En “Preludio: caminando con el hombre-hicotea hacia el horizonte de la sentisapiencia” se relata un encuentro; el de J y el hombre-hicotea. En el segundo capítulo se relata el encuentro de Orlando Fals Borda con la cultura anfibia de la costa caribeña colombiana y sus repercusiones en la cosmoexistencia de los sentisapientes. En el tercero se relata el encuentro de J con uno de los pueblos originarios de Chiapas, defensores del co-razonar como vehículo para lograr el buen vivir. En el cuarto se analiza la boda de la filosofía con la literatura. En el quinto se relatan las travesías filosóficas de la dama errante de la filosofía española, María Zambrano, los vínculos de su razón poética con el Caribe y el sentipensar nuestroamericano, así como con la inteligencia sentiente de los corajudos sacerdotes y filósofos latinoamericanos de la liberación y sus mártires. En el sexto se propone un marco perceptivo-conceptual, es decir, sentipensante para captar la naturaleza poliforme de la música nuestroamericana. En el último capítulo hacemos una breve genealogía de la metafísica y la ontología occidental, como paso preliminar, con tal de, contrastando, lanzarnos a identificar los contornos que va asumiendo en Nuestra América la nueva ontología por la que abogamos.

Uno de los sentipensadores cuya obra ha sido una de las más influyentes en el siglo XX, señaló una vez que los filósofos éramos los nietos de los teólogos. Asesinamos a Dios, o bien, lo declaramos muerto, para, en ese lugar trascendente, colocar un ídolo; la razón. Este premio se lo dedico a dos personas que, a su manera, fueron, teólogos; a mí madre y a mi padre. Gloria Peña Esteban, directora de coros, nacida y criada en la música góspel de Nueva York, gran crisol afroamericano, me mostró cómo disfrutar del encanto y el placer de la creación artística. Juan José Vélez Soto, maestro de biblia, me enseñó a apreciar las peripecias de la inquisición filosófica, pues, desde temprana edad insistió en que en que, en la medida de lo posible, definiera con expresión mis experiencias vivenciales. Fue mi primera lección filosófica. De ellos heredé el amor por el arte y el concepto. A ustedes les dedico este premio. Asimismo, también se lo dedico a mi compañera, Ingrid Stadelmann. Eres una mujer excepcional, sin tu apoyo intelectual y sentimental, probablemente, no hubiera logrado llegar hasta aquí. Por último, también se lo dedico a mis hermanas y hermanos boricuas, un pueblo que, luego de más de 500 años de colonialismo ininterrumpido, continúa luchando por su libertad. ¡Viva Puerto Rico libre!