Insomnio

Creativo

El techo es blanco, y tiene una burbuja grande de agua cerca del abanico. El abanico también es blanco. Hace un sonido como si en cualquier momento fuera a dejar de funcionar. Los coquis cantan cada 5 segundos, y la brisa se une en coro cada 10. Llevo escuchando esta sinfónica por más de media hora, y no la soporto más.

Me siento en la cama, pasándome las manos por la cara. Mis ojos me pesan, pero no se mantienen cerrados cuando me acuesto; mi mente no se apaga. Imágenes de todos los errores que he cometido en mi corta existencia corren como una película a la que no le puedo dar pausa. Los “quizá si…” surgen como el comentario de un crítico de cine que no está a gusto con el guion ni el reparto. Yo tampoco lo estoy. Mil maneras distintas de quien pude haber sido o quien puedo ser me acechan, y me siento que me ahogo. Me doy cuenta que empecé a híper ventilar, el aire entrando a mis pulmones de manera entrecortada.

Intento controlar mi respiración. Entra aire en 1,2,3,4, aguanto 1,2,3,4, sale en 1,2,34, aguanto 1,2,3,4. Lo repito hasta sentir que ya no estoy bajo el agua, que al menos floto sobre ella, aunque no esté en tierra firme. Pero la frustración me consume y comienzo a llorar. Salen de mi sin permiso, un chorro de lágrimas que no puedo detener. Miro mi cuarto oscuro, la poca luz que proviene de los postes de afuera iluminándome. Me puedo ver en el espejo los ojos rojos y las ojeras que se han formado. Me veo destrozada. Siento que lo estoy.

Me vuelvo a acostar, intentando buscar pedazos de esperanza. Aquí no acaba. Este es solo el comienzo de una gran vida. Aún tienes tiempo. No eres un fracaso.

Me repito estas palabras e intento crear imágenes de una vida de ensueño. De una vida en la que en las noches puedo dormir tranquila. En calma. Contenta. Sonrió un poco, los pensamientos llenándome de emoción por un futuro que quizás puedo construir para mi. Que voy a construir. Una vida sin límites, llena de oportunidad y de experiencias extraordinarias. La desesperación no se me va del todo, pero logro cerrar los ojos y soñar con un día mejor.