Mission imposible o la vuelta a la guerra fría en modalidad fascista

Cine caribe

La fui a ver por el actor.  El más cotizado. El hijo de la perfección en la actuación robótica.  Un gran actor, no hay duda. Un tipo que a l os 61 años, parece y  actúa como uno muchacho de quince.  En fin, es hijo y producto de Hollywood. Lo único, es que cree en un mundo de derechas en el cual nosotros no creemos.

Mission Impossible: dead reckoning, part I (Dir. Christopher McQuarrie, EE.UU. 2023) es la séptima entrega de la película franquicia.  Esta entrega, será por la edad o la sabiduría, se acerca más al proyecto neoliberal de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) que ninguna otra.  Es un absurdo, en cuanto a la política, pero una gran película de acción en cuanto a la inversión personal que uno hace, al pagar $8.50 por verla.  Lo que uno va a ver es puro entretenimiento, mundo de acción a la Mission Impossible.

Pero Tom Cruise (personaje Alan Hunt) se las trae. Es el actor más taquillero, con varias películas que son franquicias, y que todas tienen la misma suerte. Siempre la pega. Pero usted va a ver esta nueva oferta de Mission Impossible, y  sale con preocupaciones.  A fin de cuenta el proyecto de la CIA, por el cual Hunt/Cruise es prisionero de la agencia, viviendo  una penitencia a perpetuidad, raya en asuntos muy problemáticos de la vida social que mejor ni contarlos. A fin de cuenta, todo se justifica con tal de profundizar en un mundo unipolar, en el cual los EE.UU. nos tienen a todos y todas secuestrados en su “democracia”.

De mi parte, es una película difícil de justificar. Con la misma, solo me quedo, con los personajes de reparto como Ving Rhames (personaje de Luther Stickell) quien se ha consagrado en una actuación siempre sólida y memorable. 

En fin, que de la película me reitero. La vi por el actor principal. El resto es un Hollywood de ultra derecha.