Tres poetas del Caribe queer

Crítica literaria
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El abismo en los dedos (2017, 2020) de Manuel Adrián López, Cartografía del polvo (2020) de Ángel Antonio Ruiz Laboy y En invierno la batalla (2021) de Juan Pablo Rivera, un poeta cubano y dos puertorriqueños, respectivamente, son tres poemarios que se conciben y publican en el período antes y después de la Pandemia del Covid 19. Cada uno hace referencia a esto de soslayo, pero cada libro se enfoca en el colapso, en documentar el tránsito de nuestra existencia y en hacer una crónica de la metáfora del invierno y su espera.

“Volví a leer sus versos memorables / premiados por origenistas”, quienes son “jueces de manos tiznadas”, nos dice Manuel Adrián López en el inicio de El abismo en los dedos, un texto lleno de angustia, tristeza, pero también reflexión de cómo salir de ese pozo en el que se encuentra el hablante lírico ante la belleza de la poesía cubana de la generación de la revista Orígenes, del gran maestro José Lezama Lima, poeta neobarroco cubano, porque “El altar ha colapsado. / Su grandeza ante mis ojos”.

Ángel Antonio Ruiz Laboy, en el primer poema breve de Cartografía del polvo, nos dice: “Maniobras de luz / declaran la piel / lo que fue un / tajo / de sombras” y nos da la clave para la lectura intermitente de sus poemas, en zig zag, como en los versos mismos que suben y bajan por la página, en las palabras “luz” y “tajo”, separadas letra a letra en un verso aislado hacia abajo. Cartografía… está dividida en tres partes (Dura estirpe, Fango, Lo disperso) junto a un último poema en prosa titulado “Niebla”, donde se enumeran, de manera encantadora, frases adjetivales que describen esa búsqueda que ha sido toda la serie de poemas. Se dilucida una “cartografía del polvo”, a través de la luz y un tajo, con un epígrafe de Coral Bracho como bitácora que dirige la lectura: “Detrás de la cortina hay un mundo de calma”.

“Yo también sufrí cuando agarré la manzana / a mí también / alguien / me disparó” son los versos que abren En invierno la batalla de Juan Pablo Rivera donde la voz poética establece el carácter violento y bélico, pero a la vez conciliatorio de ese paso del invierno como telón de fondo de las historias y anécdotas que abordan los poemas. Se hace una crónica de un hombre queer al que se le muere la abuela y debe volver a la isla, la nostalgia blanca de la nieve, la espera larga del final del invierno y ese ofrecimiento de diferentes perspectivas del mundo, sea el amor o el olvido, en una batalla perenne contra la soledad y el frío, como nos recuerda Fernando Valverde en el comentario de contraportada.

López, Ruiz Laboy y Rivera son tres voces de nuestro Caribe queer dispersas en Estados Unidos a través del sexilio, ese acto de abandonar sus respectivas islas (Cuba y Puerto Rico “de un pájaro las dos alas”, como dijo Lola Rodríguez de Tió) para exiliarse por razones de orientación sexual, entre otros motivos. Y a los tres bardos les sirve la poesía como modo de documentar el hecho de vivir más allá de sus orillas, en otros espacios y circunstancias ajenas a Morón, Ponce y Hatillo. Lugares de origen que se recrean en la memoria afectiva del Noreste americano, entre Nueva York y Massachusets.

El mayor acierto de El abismo en los dedos, Cartografía del polvo y En invierno la batalla, leídos en conjunto, es el mensaje de resiliencia de una comunidad LGBTQ+ en los tiempos que corren: “¿Qué se hace con lo que ahora somos?” (López), “el cuerpo siempre es un

animal ajeno / que transita hacia la luz” (Ruiz Laboy), “Esa princesa soy yo” (Rivera). Estos versos declaran la interrogante de seguir adelante más allá del abismo, del cuerpo camino a iluminarse y la ilusión de consumar un cuento de hadas. Estas tres posiciones y actitudes lúdicas de las voces poéticas dan la tónica para esta lírica del Caribe queer. Cada uno de los libros reseñados aquí nos proponen la incertidumbre del amor: “Dos hombres que no saben si volverán / a despertar entrelazados” (López), la dilucidación del polvo y de la niebla: “escondite del silencio, maroma de la luz” (Ruiz Laboy) y la celebración ante el desastre: “Pequeños nerones, nosotros y felices. Bebiendo / y el mundo allá afuera, calcinándose” (Rivera). Entre la falta de afecto posible al pie del abismo, la incógnita del mapa del polvo en sus dos acepciones (muerte y deseo) y la traición, se mueven los discursos poéticos de estos tres poemarios.

No cabe duda que todas esas constantes tienen como telón de fondo, el antes y después de la pandemia reciente del Coronavirus, pero cada una de las propuestas líricas se levanta por encima de esa preocupación para develar que en este Caribe queer nos podemos poner de pie (“Es hora de salir”, López), explorar la capacidad que tiene lo abstracto (“cantera del verbo, piedra esperanzada”, Ruiz Laboy) y sobrevivir el invierno (“La nieve se derrite y revela a todos los muertos / que nos va a tocar enterrar”, Rivera). Leer El abismo en los dedos de Manuel Adrián López, Cartografía del polvo de Ángel Antonio Ruiz Laboy y En invierno la batalla de Juan Pablo Rivera es un viaje de afirmación necesaria ante todas las incertidumbres de este mundo.