En mi tercer viaje a Europa, hace cuatro décadas, fui a Grecia deseando conocer el Partenón y la Acrópolis, de los que tanto había oído hablar. Tras recorrer Atenas y viajar a Aegina, la isla más cercana a la península griega, fui a Delfos, donde estuvo el célebre oráculo en la ladera del monte Parnaso, que se considera la patria simbólica de los poetas, y se ha usado para titular recopilaciones de autores de las más prestigiosas obras artísticas y literarias. Fui a la estación de autobuses de Atenas y abordé un ómnibus rumbo a esa zona.
Delfos es un sitio arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad y una moderna ciudad griega. En épocas antiguas Delfos era el lugar del Oráculo dentro de un templo dedicado al dios Apolo y se consideraba el centro del universo. En la mitología griega, Parnaso, hijo de Poseidón y Cleodora, fue el fundador del célebre Oráculo de Delfos.
Lo que no me imaginaba es que desde el monte Parnaso se ve uno de los paisajes más bellos que he visto en mi vida, comparable a los de los Alpes suizos y los de los Andes de Suramérica.
Tampoco pude anticipar que como era domingo muchos militares griegos regresaban de esa zona a Atenas, lo que me obligó a hacer todo ese largo viaje de regreso de varias horas sin poder sentarme en el autobús así que llegué extenuado a mi destino aunque contento de haber conocido un lugar del que tanto había oído hablar en la mitología griega.