Letras obreras: ¿cultura popular?

Voces Emergentes

Fue durante los días de la revolución industrial, a fines de siglo XIX, cuando se incorporaron al mundo del trabajo numerosos obreros, inclusive niños y niñas. La prensa había  tenido un gran desarrollo debido al crecimiento de  los lectores en el mundo y se produjo un mayor acceso a libros y revistas, según  la Historia de la lectura en el mundo occidental de Roger Chartier. Una de las primeras obras obreras del siglo XX  sería Estercolerode José Elías Levis, también pintor, el cual retrata los daños del ciclón San Ciriaco de agosto de 1899 y la llegada a la zona urbana de jíbaros  que habían perdido sus propiedades y cosechas agrícolas. Fue también maestro de pintura en el orfanatorio que fundara Manuel Fernández Juncos en San Juan.

Los obreros y obreras crearon centros de estudio debido a la ausencia de instituciones educativas para el pueblo. En las fábricas de tabaco había trabajadores que leían en voz alta el periódico, entre ellas la ensayista y activista sindical Luisa Capetillo,  cuyo nombre es parte de la historia de la Universidad de Puerto Rico. En su honor una sala lleva su nombre en el Recinto de Cayey. Leían obras diversas como novelas de Tolstoi, lecturas políticas, periódicos y otras como las del filósofo  alemán Karl Marx.

Así surgieron escritores obreros letrados que  en medio de la carencia  y como sujetos subalternos fundaron periódicos como La Miseria, El Trabuco, El Pan del Pobre, Obrero Libre, y Unión Obrera y otros que fueron censurados por la ley de la mordaza que continuaba la impuesta por los españoles a fines de siglo XIX. Su producción literaria y la cultura que promovieron impactó a otros autores pertenecientes a esferas sociales más altas económicamente como a Ana Roqué de Duprey, quien publicó la novela Sara la obrera en el 1895.

Los autores obreros publicaron novelas, ensayos, poesía y teatro. Se destacaron entre otros Venancio Cruz, Eladio Ayala Moura, Luisa Capetillo, Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, tipógrafo, fundador de varios periódicos como La Miseria y que pertenecía a la Cámara de Diputados junto a José de Diego. Este último escribió un extraordinario ensayo titulado La cuestión social y Puerto Rico en el 1904. Por eso el sociólogo Ángel Quintero ha  afirmado que Romero Rosa es quien mejor articula el análisis social obrero de su tiempo, porque se alejó de la cultura patricia de Zeno Gandía y de Brau.

La literatura y la cultura obrera nos invitan a reflexionar sobre las producciones arsticas, sociales y literarias que no pertenecen al mundo universitario sino que se instalan en la periferia, al margen del lugar donde se estudian los saberes primordiales, las cienciasnaturales y sociales junto a las humanidades,  y que a veces se obvian en su corpus de estudio. Haciendo que estas a su vez admitan algunas simplificaciones y distorsiones de la cultura.