Antonia, ¿los pueblos no perdonan, u olvidan, en serio?

Cine caribe

Antonia Martínez Lagares es un ícono de la lucha por la libertad en Puerto Rico. Quien no entienda esto, no fue a la escuela.  No vivió las coordenadas de forma correcta. Más aun, no comprendió la historia. Fui a ver este documental, porque de forma reciente hablar de ella se ha puesto de moda. Lo que pasa, es que en la aproximación al tema del destino de ella, subyace cierto revisionismo histórico que no nos ayuda a proseguir en el devenir de nuestra historia, sino que nos desvía a otras aguas de menor profundidad.

Antonia la estudiante de Arecibo (Dir. José Artemio Torres, Puerto Rico, 2023),  explora la vida de una joven asesinada por un asesino-a aún desconocido, en los sucesos de protesta el 4 de marzo de 1970.  La forma histórica de aproximarse a su muerte fue dentro del contexto de la lucha por la independencia de Puerto Rico, la salida del sistema educativo militar americano, llamado ROTC, y sobre todo de repudio a un gobierno colonial y estadista dirigido por Luis A. Ferre (1969 a 1972).

Pero esta nueva versión de la historia de Antonia Martínez Lagares, nos plantea que de su vida solo debemos conocer tres elementos: su estética personal (“era muy linda”), su capacidad personal (“era muy inteligente), y su solidaridad familiar (“era una buena amiga y familia”).  Pero, ¿era independentista?  ¿Murió a causa de la represión de estado contra el independentismo?  Estas preguntas históricas, quedan ahora desvinculadas y sobre todo, invisibilizadas en esta nueva versión de su vida.

Por lo tanto, uno se queda con “la boca abierta y las patas pa´ arriba”, cuando ve que testimonio tras testimonio en este documental, el tema del independentismo se invisibilizó por completo.  Uno no sabe por qué esto se dio en este trabajo documental-cinematográfico, pero en el jardín del edén llamado Puerto Rico, todo es posible; y uno nunca sabe, a manera de ejemplo, si en el libro de El Jefe de Nieve de los Angeles Vázquez, subyace una investigación profunda y seria, o es un libro por encargo para ir destruyendo a toda figura, sea Luis Muñoz Marín o Filiberto Ojeda Ríos, que se pueda vincular de distintas formas al sentimiento nacional por la patria, Puerto Rico. Ojo con poner de moda revisionismos históricos de corte superficial.

Mi mayor sorpresa es que dos de las tres personas que despidieron el funeral de Antonia Martínez Lagares, Rubén Berríos Martínez y Florencio Merced, el tercero fue Juan Mari Bras hoy ya fenecido, se encuentran aún vivos y capaces de haber podido articular una intervención histórica y contextual de por qué ese asesinato. La falta de espacio para estos líderes independentistas, nos preocupa, y nos lleva a la esquina del revisionismo histórico.

En fin. A mi no me interesa saber si ella era linda, atractiva o llamativa para su circulo de amistades, varones, de su época. A mi lo que me interesaba saber porque en la década de 1970, fueron asesinadas  por razones políticas tantas personas en Puerto Rico, de todos los bandos, y esto no fue porque éramos buenos puertorriqueños. Esto fue como respuesta de estado, colonial y metropolitano, así como respuestas populares de la gente, en contra de los opresores. 

Antonia Martínez Lagares, para ti en tu memoria y en tu sacrificio de haber ofrendado tu vida, hoy más que nunca necesitamos contar la historia en su complejidad y no en su sencillez, que raya en un consenso colonial de que somos un pueblo noble. Algunos de nosotros, grandes o pequeños, discrepamos de esta interpretación histórica.