El conflicto entre la República de Armenia y la República de Azerbaiyán

Historia

Resurgió nuevamente a partir del 27 de septiembre en la región

de Asia Central, el conflicto armado entre la República de Armenia y la

República de Azerbaiyán en torno al enclave localizado en la región

conocida como Nargono Karajab. Geográficamente, ambas repúblicas

tienen entre sí fronteras comunes. En el caso de Armenia, su frontera

occidental es con Turquía; y en el caso de Azerbaiyán, su frontera

oriental es con el Mar Caspio. Unidos ambos países, sus fronteras al

norte colindan con la República de Georgia y la Federación Rusa;

mientras al sur, sus fronteras colindan con la República Islámica de Irán.

Una gran parte de la población armenia profesa la religión

cristiana en su denominación ortodoxa, lo que no excluye a armenios

que profesan la fe musulmana. En el caso de Azerbaiyán, la mayoría de

su población profesa la religión musulmana en la corriente o tradición

chiita, aunque también hay otras denominaciones religiosas

minoritarias.

Armenia cuenta con una superficie territorial menor a la que

cuenta Azerbaiyán. Con apenas con 29,743 kms.2, es poco más de tres

veces el tamaño de Puerto Rico; a diferencia de Azerbaiyán, que cuenta

con 86,600 kms.2, lo que es el equivalente a nueve veces y media el

tamaño de Puerto Rico. Lo mismo ocurre en cuanto a la población dado

que Armenia, a base de datos no actualizados, tiene poco más de 3

millones de habitantes, frente a los 10 millones con que cuenta

Azerbaiyán, también a base de datos no actualizados.

La capital de Armenia es Ereván, fundada en el año 782 A.C.

mientras que la capital de Azerbaiyán es Bakú, situada a las orillas del

Mar Caspio. Ambos países, históricamente hablando, fueron pasto fértil

para diferentes reinos y culturas que allí se establecieron, entre ellos

sus habitantes originales, y luego, otros pueblos en sucesivas

invasiones al territorio. Se estima que las primeras civilizaciones se

asentaron en la zona hace ya más de 10 mil años, luego de los cuales

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estuvieron, por sólo mencionar algunos de los principales ocupantes

extranjeros del territorio, los persas, bizantinos, selyúcidas, mongoles,

otomanos y rusos.

Desde el punto de vista de la historia moderna, a la altura de la

Primera Guerra Mundial, parte de la población de Armenia vivía dentro

de la fronteras del Imperio Turco-Otomano. En dicho conflicto, los

armenios tomaron las armas en apoyo al Imperio Ruso. Esto conllevó la

represión indiscriminada de su población por la parte otomana.

Resultado de ello fue uno de los principales genocidios ocurridos

durante la Gran Guerra en el cual fueron exterminados por las armas,

el hambre y las enfermedades, cerca de un millón de armenios.

Con la caída del Imperio Ruso, y luego, tras el triunfo de la

Revolución Bolchevique en 1917 y más adelante, luego de la derrota del

Imperio Turco-Otomano en la Primera Guerra Mundial; tanto Armenia

como Georgia y Azerbaiyán se unieron para la crear de lo que vino a

llamarse como “República Federativa Democrática Transcaucásica”.

Ésta fue muy pronto disuelta declarándose la independencia de Armenia

y Azerbaiyán en 1918.

Como resultado de la lucha librada en lo que hoy conocemos

como Turquía, la cual fue parte del viejo Imperio Turco-Otomano, tras

varios años de resistencia a la ocupación británica, mediante el

“Tratado de Lausana”, los turcos proclamaron su independencia el 23

de octubre de 1921. Seguidamente, el 4 de marzo de 1922, la República

Socialista Rusa anexó a su territorio las regiones de Armenia,

Azerbaiyán y Georgia, pasando cada una de ellas, previo al inicio de la

Segunda Guerra Mundial, a formar parte en 1936 de la Unión de

Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fueron éstas las Repúblicas

Socialistas de Armenia, Azerbaiyán y Georgia.

Durante la Segunda Guerra Mundial Armenia y Azerbaiyán,

aportaron cientos de miles de soldados a la lucha antifascista, muriendo

en la Gran Guerra Patria cerca de una tercera parte de ellos. En el caso

particular de Azerbaiyán, sus reservas de petróleo fueron codiciadas por

los invasores alemanes, de la misma manera que fueron un factor

importante en el curso de la guerra para el Ejército Rojo en su lucha

antifascista.

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A raíz del desplome de la Unión Soviética, el 21 de septiembre de

1991 Armenia proclamó su independencia; mientras Azerbaiyán hizo lo

propio el 18 de octubre del mismo año. Apenas poco tiempo después

de la proclamación de la independencia por ambas naciones, se

desarrollaron conflictos territoriales armados en la región conocida

como Nagorno Karajab. Los conflictos se relacionaron con la presencia

poblacional de origen armenio dentro de las fronteras azerbaiyanas y su

reclamo de secesión.

La zona o región conocida como “Óblast Autónomo de Nagorno

Karajab”, es una discontinua con relación al resto de Azerbaiyán,

constituyendo aún hoy un enclave territorial con población mayoritaria

de origen armenio aunque dentro de las fronteras vigentes de

Azerbaiyán. Allí venía desarrollándose un movimiento nacionalista que

impulsaba la unificación de todos los armenios dentro de un solo

Estado. Habiendo ganado suficientes adeptos al movimiento, sus

residentes convocaron a un referéndum el 10 de diciembre de 1991

donde prevalecieron, de manera que declararon su independencia de

Azerbaiyán. Este último se negó a reconocer la independencia del

territorio, mientras Armenia reconocía la misma, lo que acentuó las

tensiones entre ambos países.

La región de Nagorno Karajab no tiene fronteras directas con

Armenia sino que es un enclave de algunos 4,400 km.2 cuya mayor

proximidad con Armenia queda a unos 50 kilómetros de distancia. Sin

embargo, tras la ocupación de entre un 14-16% del territorio de

Azerbaiyán por parte de Armenia, tal separación se convirtió físicamente

inexistente. Allí, pese a la no continuidad geográfica y política del

territorio, como indicamos, la mayoría de su población es de origen

armenio y no azerí.

Existe también al oeste de Nargono Karajab una porción de

territorio fronterizo con la República Islámica de Irán, separada en la

parte central del resto del territorio azerí por Armenia, que en forma

también discontinua, forma parte de Azerbaiyán. La región es conocida

como la “República Autónoma de Najicheván de Azerbaiyán”. Su capital

es Naxciván o Najicheván y cuenta con una superficie de 5,363 km.2;

es decir, poco más de la mitad de Puerto Rico y una población

aproximada de poco más de 400 mil personas.

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En 1993 las tensiones en torno a Nargono Karajab escalaron a

nivel de un estado de guerra entre Armenia y Azerbaiyán, donde en un

año de enfrentamientos se estima en alrededor de 30 mil, las muertes

causados por el conflicto y cerca de un millón de azeríes desplazados.

Desde entonces la situación entre ambos países, a pesar de una tregua

promovida por la Federación Rusa en 1994, ha sido de frecuentes

enfrentamientos a una escala menor.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha

pronunciado de manera reiterada mediante las resoluciones 822, 853,

874 y 884. En ellas intima la retirada armenia de los territorios ocupados.

En este diferendo se enfrentan, en el plano del derecho internacional,

de un lado el derecho de los pueblos, como es el de Nagorno Karajab,

a su libre determinación; frente al derecho que reconoce la comunidad

internacional a los Estados de proteger sus fronteras, así como la

política de no intervención, mucho menos mediante el uso de la fuerza

armada, en sus asuntos internos. Así lo ha reclamado Azerbaiyán con

relación a su territorio.

Un dato de importancia es que durante el año en 2020, cuando se

recrudece el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, la presidencia del

Movimiento de Países No Alineados lo presidió éste último. El MNOAL

reconoce el respeto a los postulados que afirman la integridad territorial

de cada Estado y el principio de no intervención; a la vez que reconoce,

también, el derecho de los pueblos a su libre determinación e

independencia, tal como figura reconocido en la Resolución 1514 (XV)

de 1960 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, reiterado en

el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966,

Resolución 2200 (XXI).

Cada parte en este conflicto invoca el derecho internacional desde

su particular perspectiva.

Una complicación adicional en la búsqueda de una solución a la

disputa territorial son los aliados que cada parte tiene de cara al

conflicto. Por ejemplo, Turquía ha cerrado filas en apoyo a Azerbaiyán

al que ha reconocido política y diplomáticamente desde su fundación

como república luego de la caída de la Unión Soviética, lo que no ha

hecho con Armenia. A la altura de 2020 había ofrecido a Azerbaiyán

respaldo militar en materia de armamentos y apoyo logístico. Se indica

que en aquel momento, al menos un avión turco F-16 había llevado a

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cabo misiones de combate en el territorio de Nargono Karajab en apoyo

a las fuerzas azeríes. También se mencionó la muerte de varios civiles

sirios, vinculados con la oposición al gobierno constitucional de Bashar

al-Assad, contratados por Turquía en obras de construcción que se

desarrollan en Azerbaiyán. Se publicó también en las redes sociales de

entonces la disposición por parte de fuerzas insurgentes pertenecientes

al Ejército Nacional Sirio, apoyadas por Turquía, de desplazarse como

ya lo hicieron en Libia, para combatir del lado de Azerbaiyán en el marco

de este conflicto. De hecho, existen acuerdos militares mediante los

cuales Turquía entrenaba las tropas azeríes. A pesar de que Azerbaiyán

es un país cuya religión principal es la fe musulmana, para entonces

compraba parte de su armamento a Israel. Tal era el caso de los misiles

balísticos tipo “LORA” de fabricación israelí utilizado por Azerbaiyán

contra objetivos civiles en Armenia.

A la altura de 2020, se señalaba por el periódico francés Le Monde

que, dentro de los intereses turcos en este conflicto, se encontraba el

uso del territorio de Azerbaiyán y Georgia para, desde el Mar Caspio,

influenciar en el desarrollo de un oleoducto que, a través de su territorio,

eventualmente llevaría petróleo y gas natural a Europa. En tal

eventualidad Turquía estaría en una posición ventajosa, al menos como

potencia a nivel regional, tomando en consideración que hasta

entonces, quien controla los accesos al Mar Caspio, eran la Federación

Rusa y la República Islámica de Irán.

En el caso de la Federación Rusa, en este conflicto desatado en

2020, si bien el país es uno de los principales vendedores de

armamento a ambas partes en el conflicto; su cancillería hacía el

llamado a ambos países a deponer las armas e ir a la mesa de diálogo.

Algunos observadores, sin embargo, cuestionaban la política de

neutralidad de Rusia en el conflicto. Señalaban el compromiso ruso con

Armenia, evidenciado en el establecimiento de una instalación militar

dentro del territorio armenio, y la participación conjunta de la alianza

militar de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC)

de este país.

En el caso de Estados Unidos, tampoco puede decirse que haya

estado ajeno al conflicto regional y los enfrentamientos entre Azerbaiyán

y Armenia.

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Hace ya varios años, como parte del entrenamiento a sus tropas

a través de los llamados “juegos de guerra”, Estados Unidos ideó uno

entre dos países inventados, denominados “Atropia” (Azerbaiyán)

colindante con “Limaria” (Armenia). En estos juegos de guerra, “Atropia”

y “Limaria” se encuentran rodeados por otros países bajo los nombres

de “Ariana” (Irán), localizado al sur; “Donovia” (Rusia) y “Gorgas”

(Georgia) al norte. Estos dos países a su vez se encuentran localizados

entre dos grandes mares, que podemos asumir son el Mar Negro y el

Mar Caspio, próximos a donde se libra hoy la guerra en Ucrania.

La ubicación imaginaria de estos países en la región del Cáucaso

con población religiosa mayoritaria musulmana, coincide en el plano

geográfico con aquellas repúblicas que formaron parte de la Unión

Soviética. En la región se encuentran, además otros territorios que son

hoy repúblicas federativas o regiones autónomas de la Federación

Rusa, como son los casos de Chechenia, Daguestán, Ingusetia,

Kabardino-Balkaria, Karacháyevo-Cherkesia y Osetia del Norte, todos

ellos también localizados entre el Mar Caspio y el Mar Negro.

En este juego de guerra imaginario, como indicamos, los

estadounidenses intervendrían militarmente en el marco de un conflicto

entre “Atropia” y “Limaria” (Armenia y Azerbaiyán como realidades), algo

similar a lo que ha ocurrido desde la década de 1990 en los conflictos

armados entre estos dos países en la región de Nargono Karajab. Este

ejercicio militar de Estados Unidos ha sido repetido varias veces desde

mediados de la década de 2010.

El 1 de octubre de 2020, los gobiernos de Francia, la Federación

Rusa y Estados Unidos suscribieron por conducto de sus presidentes

una “Declaración Conjunta”, como copresidentes del denominado

“Grupo de Minsk”, de la Organización para la Seguridad y Cooperación

en Europa (OSCE). En ella condenaron la escalda de violencia en la

región de Nagorno Karajab, instando a las autoridades de Armenia y

Azerbaiyán al cese de hostilidades en la región en disputa. La

Declaración les convocaba a “reanudar de buena fe y sin condiciones

previas las negociaciones sobre la solución del conflicto”.

En aquel momento, mientras Armenia respondía indicando su

disposición al diálogo, Azerbaiyán lo condicionaba a la retirada de

Armenia de los territorios ocupados. De hecho, Azerbaiyán había

sometido a fuego de artillería a Stepanakert, capital de Nargono

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Karajab, indicando que no cesaría en su empeño de liberar la región y

reintegrarla como parte de su territorio. Los azeríes manifiestan estar

llevando adelante con éxito su ofensiva en Nagorno Karajab, mientras

los karabajíes sostenían haber detenido los ataques de las fuerzas

azeríes. Masis Mailián, un alto funcionario de relaciones exteriores de

Nargono Karajab, expresó entonces a la agencia EFE, que estos

enfrentamientos militares, a diferencia de los anteriores, presagiaban

una guerra de larga duración. De hecho, a pesar de que se alcanzó un

alto al fuego provisional, el peligro de nuevos enfrentamientos

prevaleció, lo que se valida en estos momentos.

A pesar de los llamados a una mesa de diálogo, Nargono Karajab

que es y era parte en el conflicto, no formó parte de las negociaciones.

Como en el caso de muchos de los acuerdos negociados en el marco

del conflicto palestino, en el cual las distintas partes con interés por el

lado palestino no están presentes en las negociaciones, anticipamos

que sería muy difícil alcanzar un acuerdo definitivo sin la presencia de

Nargono Karajab en tales discusiones y negociaciones.

Los ejércitos de ambas partes no sobrepasan el número de 100

mil efectivos cada uno. Sin embargo, sus reservas ascienden a varios

cientos de miles. Algunas de ellas durante el conflicto de 2020 fueron

puestas en alerta de combate o fueron movilizadas. A la vez, se decretó

en toda la región la Ley Marcial.

La intensidad de los enfrentamientos entre ambos países en 2020

causaron más de un centenar de bajas entre civiles y militares del lado

de Nagorno Karajab y de varios cientos de azeríes. En los combates

participaron tropas de tierra, helicópteros, otros medios aéreos y

artillería. Habiéndose alcanzado un alto al fuego, la Federación Rusa

dejó en la región un componente militar como garante del acuerdo.

En mayo de 2023, el Primer Ministro de Armenia confirmó que su

país estaba dispuesto a reconocer la soberanía azerí sobre la región de

Nargono Karajab, lo que el presidente Vladimir Putin confirmó en

septiembre de 2023, anticipando un Tratado de Paz antes de 2024.

El pasado jueves, luego de más de tres décadas, el dirigente de

la República de Artsaj (Nargono Karajab), Samvel Shahramanián,

anunció tras la ocupación por parte de Azerbaiyán del territorio, que su

país dejaría de existir a partir del 1 de enero del año 2024. Al presente,

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luego de tal ocupación, más de la mitad de la población armenia en el

territorio ha huido. Indicó Shahramanián que su decisión se da como

resultado de la mediación del contingente de paz ruso con

representantes de Azerbaiyán, ello bajo la premisa de que Azerbaiyán

se había comprometido a “garantizar a los residentes el viaje libre,

voluntario y sin obstáculos”, incluyendo los militares que depusieran las

armas. Señaló que la decisión se “basó en la prioridad de garantizar la

seguridad física y los intereses vitales del pueblo”. Sputnik, por su parte,

estima que ya 65 mil de un total de 120 mil armenios han abandonado

Nargono Karajab. Armenia, de otro lado, ha hecho un llamado a que los

armenios no abandonen el territorio y permanezcan en sus hogares. Sin

embargo, de acuerdo con la página de la BBC, menciona de arrestos

en la región de ex dirigentes políticos y combatientes bajo alegaciones

de haber cometido “crímenes de guerra”.

La atención mundial se cierne en estos momentos sobre la

importancia de que estos acuerdos finalmente se materialicen. Después

de todo habría grandes riesgos ante una escalada del conflicto,

incluyendo una mayor participación de fuerzas exógenas convirtiendo

tal nuevo brote de violencia en uno regional con la participación de otros

países. Recordemos que se trata de una zona donde, además de los

conflictos étnicos y las demarcaciones de fronteras, se enfrentan

también temas religiosos. A la situación en la región se suma además,

la guerra que viene desarrollándose en Ucrania y los graves conflictos

étnicos en regiones como Chechenia, Georgia, Abjasia y Osetia. La

zona, además, reviste interés dado los recursos naturales del suelo y

subsuelo.

De lo que no debe haber dudas, es que trata de un conflicto más

en la región de Asia Central lo suficientemente peligroso como para no prestar desde ahora la atención a su Desarrollo.