El cáncer y un catarro, dos enfermedades, dos acercamientos muy distintos [a propósito de la nueva revelación de Piculín Ortiz]

Política

(San Juan, 12:00 p.m.) Se dice pronto, pero el cáncer se ha convertido en una enfermedad recurrente de la cual todos y todas padecen. Es como un catarro, que le da a todo el mundo. El cáncer, no obstante, es una enfermedad mortal en varios casos, y administrable en otros. Una vez le de cáncer a usted y lo sobrevive, de por vida usted, es un sobreviviente del cáncer.  Terrible la experiencia de tener y vivir con el cáncer, sobre todo si uno se deja llevar por los prejuicios sociales y se adentra en la psiquis dominante.

Nuestro héroe nacional, José Piculin Ortiz, ha dado positivo al cáncer.  Ha dado una breve conferencia de prensa.  Nos indica que lo “va a luchar”. El coro de los comentaristas se hace escuchar. #todosconpiculin, dice la tendencia.  Muy bien.  Todos y todas lo apoyamos, tanto en las buenas como en las malas, y Piculin ha vivido luces como sombras.  Pese a todo, sigue siendo un héroe nacional.

Con esto en mente, nos preguntamos donde yace el problema.  Posiblemente en la falta de una política publica coherente para controlar este “catarro”, el cual definimos como cáncer.  Terrible, pero así es.  La política publica no es coherente, y lo se de propio y personal conocimiento, y requiere una política coherente para que la principal causa de muerte de los adultos y adultos mayores en el país, que se da a partir de un cáncer, sea considerada como una razón para una política pública coherente.

En ausencia de la política pública, veremos uno tras otro, incluyendo a Piculin Ortiz, estar y partir de nosotros. Habría que desarrollar una política publica que nos permita entender porque los boricuas somos tan propensos al cáncer. Pensemos.