(San Juan, 12:00 p.m.)
Mirar de cielo
para mi niña presa,
ciudad velo de ojos microscópicos.
La calle vaporiza los deseos
de la vieja mendiga
soledad, solitaria y lenta
Pregona la ausencia
de los barcos y los aviones
por eso declama estrofas
andariega profetisa, cantora
de un dios que nadie escucha.
En su inmensa joroba
carga con el peso de la adivinadora
por eso se inventa un altar
con latas, ropajes sucios de cartón
para la calle
y un poema diluviano que le exprime
las certeras letras, destino perdido
de su angustia.