Reflexión de fin de año [repensar la relación colonial y salirnos de ella... hace falta un poco de radicalismo]

Política

(San Juan, 1:00 p.m.) Es interesante, pero Puerto Rico se ha convertido en una colonial muy dócil, subordinada, complaciente con el poder metropolitano.  Se trata de un momento de coyuntura, donde las narrativas de las fuerzas que se oponen a la relación colonial lo hacen desde un comportamiento domesticado no contestatario. Es decir, más allá de implorar la independencia para Puerto Rico, que en sí podría ser radical o no, simplemente participan en todos los procesos coloniales sin cuestionarlos, asumiendo los mismos.  Vivimos en una complacencia conservadora colonial (la tres C).

Ante este cuadro, y como ya hemos abordado en los pasados días, el mundo se ha asumido en este momento por vía de radicalismos conservadores. Sean los Talibanes en Afganistán o Donald Trump en los EE.UU. o Javier Milei en la Argentina, tenemos que tener la fuerza y astucia para modificarlos y transformarlos, y no para vernos intimidados por ellos.  La lucha socia tanto en los EE.UU. como en Argentina, dan fe que los radicalismos de derecha conviven con las respuestas de los radicalismos de izquierda, y ambos se ven modificados.

Este es el proyecto para Puerto Rico pendiente. Es decir que se transforme el independentismo y la izquierda tradicional, en entes contestatarios con expresiones de radicalismos, hoy consistentes con las narrativas políticas a nivel global.  Esto permitiría que las elecciones generales del 2024 tuvieran otro sabor y color.  Podemos discrepar ideológicamente de Milei y Trump, pero ambos han radicalizados los debates nacionales de sus respectivos países.

Pero mantener el nivel de subordinación colonial hoy, no ayuda en nada que no sea mantener la relación colonial dominante. Esto nos deja en perdida, y sobre todo colonizados. Pensemos.