(San Juan, 12:00 p.m.) Hacíamos el amor en una silla él tenía el pelo largo que me gustaba echar hacia atrás el pelo largo que me gustaba oler que me gustaba enredar mientras me apretaba firme sin movernos casi en la silla -es difícil explicarlo- fue algo más que sexo era una silla y dos personas estando sintiéndose el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una y una simple silla de madera despintada aguantando todo el peso de dos vidas
de dos culpas de dos grietas
un hombre que no poseía nada pero que tampoco servía a nadie una criatura miserable y libre fue difícil desenredar su pelo de mi vida su pelo largo salvaje el velo que le cubría la mitad de la cara y me gustaba echarlo hacia atrás contar las astillas que le rozaban la frente un hombre de pelo largo salvaje una parte de mi pasado muerto a veces mientras hago el amor legal actuando en el teatro íntimo de mi cuarto miro la silla y pienso en la delicia que se sienta en ella y siento que es en esta cama donde soy infiel