Atentados

Voces Emergentes

      Ante los males que aquejan a nuestro país, se ha popularizado la excusa de que los demás países del mundo sufren los mismos males. Dónde estamos, y a lo que hemos llegado, no se explica tan livianamente. Mal de muchos es consuelo de tontos. 

     El gobierno tiene que ser modelo de corrección, prudencia, honradez, mesura y sobre todo, cumplidor con las leyes que regulan sus actuaciones. Pero, si los que detentan el poder violan las leyes, normas y reglamentos que ellos aprueban y permiten que se actúe con violencia contra los que reclaman que el gobierno no sea un delincuente más, le están diciendo al pueblo que la violencia es legítima, y si se usa, nada pasará. ¿Qué ocurrió con los que tirotearon a los que protestaban en Aguadilla porque había una construcción ilegal y el gobierno no hacía nada para evitarlo? ¿Qué ocurre cada vez que se protesta por el robo de los bienes comunes? No bien comienza la protesta, un contingente de policías llega a colocarse en fila protegiendo la ilegalidad y el robo. Arrestos, macanazos, gases lacrimógenos, arrastrar y agredir a mujeres y hombres, radicación de casos y abusos contra los que ejercen su derecho a exigir que el gobierno no sea otro gánster más incumpliendo con las leyes que ellos legislan y que tienen que acatar. Eso es equivalente a que se llame a la policía porque están robando el banco del pueblo y llegue un contingente a proteger a los ladrones del pueblo que llamó. Un gobierno que permite y usa la violencia, genera violencia en sus gobernados; un gobierno corrupto valida la corrupción. 

      Estamos y vamos por mal camino. Del acto violento de lanzar un huevo de gallina a un gobernador quincallero, hemos escalado en la agresión hasta tirotear la residencia y la familia de un candidato a un puesto político. Eliezer Molina y su familia, al igual que muchos otros, son pepinianos comprometidos con el bienestar social y con los reclamos más nobles de nuestro país. Podemos diferir de sus métodos y estilos, pero este pueblo no puede permitir que las balas sean la contestación a sus razones, razones que se limitan a reclamar que el gobierno cumpla con las leyes que aprueba.  No hacer nada o hacer un teatro de investigación como se hizo contra los que tirotearon en Aguadilla o contra los que la policía sabe que amenazan a los que protestan, es validar un peligroso método de resolver las controversias. El pueblo sigue el ejemplo del gobernante y sus actuaciones ilegales justifican y validan las actuaciones de los gobernados. 

 

   Atentar contra la vida  de Eliezer Molina, su familia, su hogar y sus bienes es el resultado de las enseñanzas gubernamentales. Estamos y vamos por mal sendero. ¿Es que los políticos que están en el poder se sienten inmunes a los atentados? ¿Es que no se percatan de que si abren la válvula de la contratación de revólveres a la orden ellos también pueden ser víctimas de la violencia que permiten y fomentan? ¿Quién les dijo que las contrataciones son de un solo lado? ¿Están seguros los demás políticos? ¿No tienen miedo?

     El atentado contra cualquier candidato tiene que ser investigado con rapidez y con todos los recursos disponibles. Acto tan deleznable no debe quedar como una estadística más del crimen. La tentativa de asesinato contra Eliezer y su familia no puede quedar impune, como otros tantos casos que todos conocemos. La violencia genera violencia. Tengan cuidado los que validan la violencia, que, por más que se protejan, cualquier encargo le puede llegar una noche cualquiera. No utilizar todos los recursos investigativos para dar con los responsables del atentado contra Eliezer y su familia, sería un acto de violencia tan grave como el perpetrado. 

     El día que este país permita que las balas por encargo sustituyan la palabra, habremos llegado al fondo y todo estará perdido. Ustedes, los promotores de esta debacle, tengan cuidado, mucho cuidado.