(San Juan, 9:00 a.m.) Ante el regreso inminente de Benito Martínez, mejor conocido por Bad Bunny, en concierto durante el mes de junio, los sistemas mediáticos corporativos, han manifestado un accionar continuo en los pasados días para celebrar la vida de este insigne boricua, y su contribución a la identidad nacional. Todo es pauta. Alguien paga. Alguien necesita la buena publicidad. Desde el verano del 2022, cuando Bad Bunny financió el documental El Apagón, muchas cosas han cambiado. Lo más dramático su silencio y no expresión o participación en ninguno de los problemas sociales del país. Pero que nadie se llame al olvido, que su ultimo insulto al gobernador de turno, Pedro Pierluisi, en el verano del 2022, vino seguido de una disculpa pública y una expresión de que sus padres le habían enseñado a ser una persona respetuosa. A partir de ese momento, y dado su presencia mediática en el mercado de los EE.UU., todo es silencio. Bad Bunny es como cualquier ventorrillo de comida rápida. Debe cuidar su imagen, y para esto, su cuerpo de asesores lo ayudan continuamente. Ante una vida amorosa incierta en Los Ángeles, más ha podido la producción de capital que la sensibilidad a los problemas de la vida cotidiana. Toda expresión es una expresión que sirve a la acumulación. Pues que esperar del concierto de junio, ¿qué declare la independencia para Puerto Rico? Todo dependerá de lo que le convenga a su casa disquera, a partir de las encuestas nacionales. Lleva años en silencio, en cuanto a los problemas de Puerto Rico, pero desea regresar a meses de las elecciones, en el mes de las primarias, y de un encuentro diaspórico, a beneficio posiblemente de las fuerzas estadistas, convocado para el verano del 2024 dicho encuentro. Es momento de ser irreverentes. Pensemos.
