Barbie o la muñeca que no trajo vagina

Cine caribe

La vi porque no me quedó más remedio.  En un vuelo trasatlántico, a las 6am  y desvelado, era la única películaque no había visto. Me había resistido a verla, pero así es la vida. Sucumbí. Al empezar a verla, mis memorias volvieron, y no paré de llorar por dos horas. No sé porque lloraba, pero lo hice por Barbie.  No fue por Ken.  Lo cierto es que lloré y las azafatas se compadecieron de mí. Me trajeron agua “para ayudarme con el dolor por la pérdidade mis seres queridos”.

Barbie (Dir. Greta Gerwig, EE.UU., 2023) es una película comercial de los EE.UU. muy en la tradición de los simple-bello.  No le hace mal a nadie, siempre y cuando usted crea en la acumulación del capital y lo que quede del imperio americano.  Esta esa parte de esa tradición adelantada recientemente en Laaland (Dir. Damien Chazelle, 2017) y más recientemente Babylon (Dir. Damien Chazellel, EE.UU., 2022).  Las tres son películas banales. Curiosamente las tres son dirigidas por dos directores de origen europeo y residentes en los EE.UU.  Curiosa la lectura que tienen de los EE.UU. ambos directores.

En Barbie se nos cuenta la historia de la muñeca que fue creada en la vida posterior de la Segunda Guerra Mundial. Juguete masificado, representando la grandeza de la mujer blanca americana.  Rubia, de ojos azules y sin vagina.  Esto no lo dije yo, lo dijo Barbie (Margot Robbie) cuando cobra conciencia de ser mujer y sale del mundo de Barbieland.

Mientras se enfrenta a un mundo muy masculino en el cual Ken (Ryan Gosling) de ser el hombre subordinado se convierte en el falo patriarcal.  En fin, que la directora Gerwig hace planteamientos interesantes, pero que no son suficientes para transformar la supremacía del hombre y la mujer blancos, y menos del patriarcado.

Por lo tanto, me hice una pregunta, pese a mi llanto incontrolable, ¿por qué fue tan poco premiada esta película?  En fin, la contestación es terrible: porque Oppeheimer  (Dir. Christopher Nolan, EE.UU., 2023), fue una mejor película.  No creo. Simplemente, en un cine conservador, Hollywood y lo que queda de esta ciudad y la llamada academia, le dieron la premiación a una película terrible, que cree en la bomba atómica como forma de hacer y promover paz.  Tan conservador fue no darle el premio a Barbie, como dárselo a Oppenheimer.