Alejandro Álvarez Nieves [nuestro entrevistado]

Cultura

Alejandro Álvarez Nieves (Río Piedras, Puerto Rico, 1976) es poeta, traductor, docente e investigador. Estudió su grado de Bachillerato en Artes (B.A., 2002) con concentración en Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. En dicha entidad universitaria, completó su Maestría en Artes (M.A., 2007) en Traducción. En la Universidad de Salamanca completó su doctorado en Filosofía y Letras con concentración en Traducción (Ph.D., 2013). Es docente-investigador en el programa de traducción de la Universidad de Puerto Rico. Álvarez Nieves ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros. 

1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Hace ya algún tiempo publicó La nación manipulada: desfases traductológicos de los documentos jurídicos fundacionales de Puerto Rico (2012). ¿De qué trató o tratas en La nación manipulada? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

1.2 Alejandro Álvarez Nieves (AAN, en adelante) – Bueno, creo que hay una confusión. El libro que publiqué con Libros AC en 2012 se llama El proceso traductor, que ganó el Premio de Poesía El Nuevo Día en 2011. La propuesta del poemario es un texto que se traduce a sí mismo. Así, tomé una oración inventada en inglés como texto de partida. Cada palabra o frase de la oración pasa a ser un poema, como si cada poema fuera la traducción de los componentes de la oración de partida. A su vez, el poemario va de una historia de amor no correspondida, esa imposibilidad de llegar al amor comparable con la imposición injusta de la imposibilidad de la traducción sobre su texto de partida. 

Por otro lado, La nación manipulada es el título de mi tesis doctoral en el programa graduado de la Universidad de Salamanca. Brevemente, aborda la manera en que la administración popular de Muñoz Marín utilizó la traducción para practicar un doble discurso en los documentos jurídicos que dan paso a la fundación del Estado Libre Asociado. A saber, se puede percibir del texto de los instrumentos legales en inglés y en español que hay una intención de proponer el ELA como una casi soberanía, mientras que las versiones al inglés presentan un territorio democrático que no ha de rebelarse contra Estados Unidos. Es destacable porque la traducción jurídica supone acercarse el texto de partida lo más exacto posible, pero, de alguna manera, el lenguaje de estas leyes reproduce bien el mensaje semánticamente, pero hay ciertos matices que distan de lo expresado. 

Irónicamente, fue durante los años de lectura y anotaciones que conducen a la defensa que se me ocurrió la idea para el poemario. No lo hubiera escrito sin ese rito de paso que redunda en la tesis doctoral. Fue también un espacio para escapar del arduo proceso de investigación. Bajaba algunas tardes de agobio a la orilla del Tormes y escribía poemas. De ahí el producto final. Es decir, la tesis me llevó a la poesía y escribir poesía fue el aliciente para completar la tesis. 

Espero por fin completar una versión en libro de La nación manipulada este año o el siguiente, modificada a un público general y no para los miembros de un tribunal de tesis doctoral. 

2.1 WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a La nación manipulada y vuestro trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueño y su memoria personal o no de/ con el lenguaje y la literatura o no dentro de Puerto Rico o fuera?

2.2 AAN – Voy a presumir que me hablan de El proceso traductor. 

Lo cierto es que he escrito poco debido a la situación de docente sin plaza —que me obligaba a buscar segundos y terceros trabajos, además de que me impedía publicar artículos académicos por sobrecarga y falta de tiempo— y porque estaba en la organización del Festival de la Palabra. La situación precaria de verse obligado a asumir varios sombreros es muy del mundo literario actual. El proceso traductor también fue una manera de demostrar que podía crear un poemario con una voz lírica formal, muy de corte tradicional, de, como principiante, dialogar con lo que conozco en la tradición poética puertorriqueña y latinoamericana. El problema es que hay poco de mí o de Puerto Rico en ese poemario. 

Y ahí voy a tu pregunta, ser puertorriqueño es crucial para mi obra después de esa primera colección de poemas. Viví cinco años en Salamanca, experiencia suficiente para saber que no me sentía cómodo siendo un autor puertorriqueño en el extranjero. Es otra experiencia. No me gusta. Siento que tengo que quedarme en Puerto Rico para poder crear literatura en diálogo con lo que pasa aquí en la isla. Para Quiebre de armas (Trabalis, 2018), abordo más un tema que aún me consume: la construcción de la hombría en el contexto de Puerto Rico (y el Caribe), además de situar la voz poética en un espacio de crisis, la que vivimos eternamente desde 2006, pues. Aquí la voz es menos formal, más juguetona, revisa figuras masculinas claves como Napoleón, Albizu, Felipe II, Muñoz; plantea los dilemas del discurso de la identidad versus la realidad de la juventud; truena contra los estándares de eso que llaman “ser hombre”. 

El lenguaje de este poemario, cónsonamente, es muy distinto. Es más íntimo, más cómplice, más yo. Me gusta ser un autor puertorriqueño que dialoga con Puerto Rico, aunque desde diferentes perspectivas. 

La experiencia de Quiebre de armas me dejó más preguntas que respuestas, dinámica que me gusta, porque la poesía debe ser más pregunta que cualquier otra cosa. En todo caso, el verso no fue suficiente, lo cual me llevó a Galería de comandos (Ediciones Alayubia, 2019). Ahora sí me meto de lleno con la construcción de la hombría al presentar diferentes suertes de hombres violentos o de mujeres que confrontan al hombre violento, sea de forma agresiva o pasiva. La prosa me ofrece un campo de mayor libertad en el sentido de que puedo jugar con los registros y de abordar una voz más cafre, más callejera cuando lo estimo necesario. También abordo episodios biográficos, como mi experiencia como nadador, mi paso por el Hotel San Juan como conserje, la enfermedad de mi padre, entre otros. 

Por lo tanto, sí, como autor que comienza, aún estoy en una etapa cercana a la experiencia personal, que poco a poco se va distanciando, aunque no del todo. 

3.1 WRS – Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona, docente-investigador (traductor) y escritor con su época actual en Puerto Rico o fuera, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

3.2 AAN – Si hay algo que ha cambiado es la voz poética y la voz narrativa. Antes me gustaba abordar la creación desde lo formal, desde lo más canónico, si se quiere plantear así. Se debe a mi formación universitaria en Literatura Comparada. El curso que más me gustó fue Literatura Clásica (Grecia y Roma). Por lo tanto, mis primeras creaciones se sometían al registro más sublime. Luego, con la lectura, sobre todo de autores/as contemporáneos/as, pues me fui sintiéndome un poco más cómodo con una voz que mezcla lo formal con lo casi abyecto, un sube y baja raro, pero que entiendo bien, pues yo mismo soy así. Provengo de un entorno de clase baja, y esa zapata no se olvida. Como docente, pues enseño sobre todo los cursos de lengua española (Sintaxis, Redacción y Estilo), por lo que siempre estoy puliendo el idioma. La ruta de la Traducción, para la escritura, ha sido una bendición. No es un fenómeno, es sabida la ruta de los poetas con la traducción: José Emilio Pacheco, Juan Gelman, Octavio Paz, etc. 

No sé si se podría decir que he notado una madurez en mi obra, pues primero porque soy un eterno niño y me tomo pocas cosas en serio, si bien esta situación no quita que haya esmero y dedicación. Pero, sí he notado que, con la traducción, puedo crear con más soltura porque se va fortaleciendo mi español, lo que llaman competencia lingüística, lo cual no hubiera ocurrido tan eficientemente con haberme quedado en Literatura. Además, me parece que los creadores, en particular quienes traducen, leen de forma muy distinta a los literatos. Es decir, desarrollamos un ojo que busca desarmar lo que leemos, nos interesa ver cómo esta autora o este autor logró la obra, más que otra cosa. En este sentido, sí he notado un cambio. 

Así, poco a poco he asumido un registro híbrido, como he dicho, y he desarrollado una pulsión por desafiar los límites de la lengua, a ver qué pasa. 

4.1 WRS – Alejandro, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico o fuera? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo-investigativo a su quehacer de escritor?

4.2 AAN – Leer a los contemporáneos es absolutamente fundamental para el oficio de la escritura. Haber curado parte del Festival de la Palabra me llevó a leer prácticamente a todos mis contemporáneos puertorriqueños y a los de afuera. Hay que leer a los pares; no hay de otra. La razón es que presentan inquietudes y propuestas que convergen, en vez de diferenciarse. Vamos, que son voces distintas, pero las preocupaciones se parecen bastante. En el caso de Puerto Rico, creo que hay un grupo de autores actuales que abordan un desencanto con el Puerto Rico actual. Creo que Melanie Pérez Ortiz nos llama la “generación de la crisis”. Por ahí van los tiros. Sea por la crisis económica, la violencia, la colonia, la vindicación de los sectores marginados, más que la búsqueda y problematización de una identidad, diría que quizás estamos ante una “generación del desencanto”. 

Con ese aspecto me identifico absolutamente. Vivimos en un país dominado y empobrecido por otro. Y no se ve solución alguna a lo lejos. En realidad, es la forma puertorriqueña de canalizar la crisis causada por el capitalismo sin frenos que ha imperado desde el fin —y ahora prolongación— de la Guerra Fría del siglo pasado. Ese bloque identificado con las izquierdas ya no está potente, por lo que se han desatado mucha desigualdad y se ha regresado a opresiones que recuerdan el fascismo. La respuesta hace cien años fue el comunismo o el socialismo. Ahora aparenta ser un neoliberalismo mal llamado libertario, que es incluso peor: un descontrol individualista absolutamente fatal. La cosa no pinta para mejor. En Puerto Rico se ve claramente con el recrudecimiento del poder colonial de la Junta de Control Fiscal, por ejemplo. Se ve en el aumento de la desigualdad social, en las olas de violencia. 

Me parece que es un buen hilo conductor en la mayoría de los autores de mi entorno. En mi caso, me llama la atención el cómo (re)construimos una hombría sin estándares imposibles, en cómo abordamos la violencia, en desmitificar arquetipos del macho, en cómo respondemos a la situación colonial desde otras plataformas. También me interesa cómo reevaluamos la esencia de lo nacional ahora que la diáspora es tan numerosa como la población insular. Estamos en una época en que el idioma no necesariamente debe ser un indicador esencial de la puertorriqueñidad. Si la situación de la isla forzó a otra nueva generación a abandonar la casa, ¿cómo es que rechazamos a estos hermanos y hermanas que han perdido el idioma? No debe ser. Es injusto. 

Por lo tanto, sí. Hay un hilo conductor de inconformidad con esa construcción de Puerto Rico como paraíso, muy en la línea de otros autores caribeños como Walcott, Marlon James, Jamaica Kincaid, Lorna Goodison, Frank Báez, etc. 

5.1 WRS – Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en la traducción y la escritura creativa en y desde Puerto Rico. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

5.2 AAN – Es una pregunta incómoda porque a mí lo que me interesa es crear o recrear —porque traducir es eso, una (re)creación—, no necesariamente cómo se recibe lo que he creado. Repito, creo que he publicado apenas tres libros (aunque he traducido unos seis o siete ya), y no sé si eso es suficiente como para hablar de una recepción de mi obra. Al publicar con editoriales independientes de la isla no creo que pueda hablar de una recepción afuera con suficiente criterio. Entiendo que en Puerto Rico he gozado de buena crítica. Mi primer poemario se ganó una edición del premio de El Nuevo Día bien reñida. El libro de cuentos fue incluido en las listas de mejores textos del 2019 de ese periódico. No sé si eso se puede plantear como buena recepción. Me pierdo en esos mundos. 

En la traducción me ha ido mejor. El poemario que traduje a Ntozake Shange ha recibido premio. La traducción al inglés de Negras ha gozado de buena crítica como traducción y como el gran texto que creo Yolanda Arroyo Pizarro. Acá en la isla el aparato crítico no es tan prominente como antes; no sabría decir cuán bien han recibido lo que he publicado. Sí noto que a mis colegas les gusta algo de mi obra. Con eso me parece más que suficiente. 

6.1 WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un escritor puertorriqueño o no? O, más bien, un escritor, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

6.2 AAN – Lo plantearé de esta manera: Si bien durante diez años se me presentaron oportunidades muy tentadoras para irme afuera, sea como docente, sea como traductor literario, antes de que compitiera por el puesto docente en la UPR el año pasado, desde recién regresado de Salamanca sabía que me quedaría pasara lo que pasara. Y créeme, que la cosa no está buena aquí. Más que nada, con respeto a quienes viven fuera, no soportaría ser un escritor diaspórico. Incluso cuando afuera la situación editorial para publicar suele ser mejor porque estás en el centro, no en la periferia. 

Necesito estar en Puerto Rico para poder dialogar con la isla desde aquí, no desde el recuerdo, no desde la nostalgia. Hay quienes lo manejan con soltura; yo no puedo. Aunque esté ahogado en deudas, aunque no pueda comprar casa. Seré un escritor puertorriqueño siempre. Sin duda. 

7.1 WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género, y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en educación en o fuera de Puerto Rico?

7.2 AAN – Aunque la política de la identidad está muy fuerte en la literatura puertorriqueña actual, con una cepa de autores/as maravillosos/as, no necesariamente ha sido un asunto central en mi literatura. Se debe lo más seguro a que soy un hombre heterosexual que no sufre lo que colegas sufren. Prefiero que sean sus voces las que porten esa batuta. Tampoco abordo directamente el asunto de la afirmación de la identidad sociopolítica puertorriqueña. No lo hago porque ya se ha hecho bastante, aunque habiendo vivido fuera de la isla y de los Estados Unidos, me queda claro que Puerto Rico —que carece de aparato diplomático en el extranjero— no existe fuera de las jurisdicciones de la colonia-metrópoli. Hay que afirmar la isla todavía; gritar su existencia. No son manías nuestras. Pero prefiero hacerlo contando o poetizando facetas de la isla, no de forma tan directa. Me interesa más cómo los grandes asuntos del planeta se canalizan en Puerto Rico, o cómo canalizamos esos asuntos. Es una forma de entroncarnos con el resto de la humanidad. A veces la isla nos aísla demasiado. Me interesa, además que la situación colonial de la isla no ha cambiado para nada. Antes éramos una hacienda de caña de dueños extranjeros; ahora somos un hotel de cinco estrellas con dueños extranjeros, al servicio de los turistas. Es el mismo dominio con una mano más amena, pero dominio al fin. 

En cuanto al género, pues siempre me ha interesado cómo los hombres heterosexuales cis respondemos a un mundo en el que no podemos ni nos permitirán como grupo de poder salirnos con los actos de opresión que cometemos. Estamos en una época en la que ya no se puede abusar del privilegio heteronormativo. Y me parece excelente. Pero, también tenemos que ser responsables y ver cómo nos reinventamos, cómo cedemos espacio a la inclusión de forma responsable y sincera. Esa respuesta motiva mucho de mis próximos proyectos literarios. Es hora de que los hombres protesten y denuncia lo que sus congéneres siempre han venido haciendo mal. Desde ese punto de partida en el poder se puede aportar mucho a la diversidad y a la inclusión. Es nuestro deber. 

8.1 WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por la Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor en Puerto Rico hoy?

8.2 AAN – Le debo la vida a la UPR. Así de sencillo. El día en que mi madre —maestra de escuela pública– me exhortó a tomar el examen de entrada a la UHS, la vida me cambió para siempre. Venimos de clase baja, de vivir cheque a cheque entre San José y la Urb. La Policía. Los que nacemos en esos entornos no se supone que terminen bien; se supone que nos quedemos ahí o muramos. La UPR me salvó de eso. Con mucho esfuerzo acabé mis estudios en Traducción y me lancé al doctorado en España. La preparación de la UPR fue más que suficiente. De hecho, los estudiantes boricuas allá gozan de buena reputación, cosa que sabes muy bien. Y claro, ahora llevo desde 2011 colaborando con el Programa Graduado de Traducción. En 2023 por fin concursé y obtuve la plaza docente oficialmente. 

La UPR me llevó a conocer a Mayra Santos Febres a través de un tercero. Ella fue la que me puso a escribir. Llegué a la literatura tarde. Mis padres no son intelectuales. No son lectores. Me hice lector durante el huracán Georges, pues no había agua ni luz por tres semanas. Mi padre, aunque no acostumbraba a leer, guardó los libros de su escuela superior y de sus años de universidad. Me puse a leerlos y ahí me despertó la curiosidad por escribir. Pero eran textos bien panfleteros y de muy poca calidad. Acríticos. Ahí me cambié de Biología a Literatura Comparada. Logré acceso a grandes maestras que me enseñaron a leer: Susan Homar, Annie Fernández, Mara Negrón, Carmen Rita Rabell, Liliana Ramos Collado, Ada Vilar, Malena Rodríguez. Esa formación de lector fue clave para escribir. 

Pero fue Mayra la que me impulsó. Nuestro trasfondo familiar es parecido. Provenimos de la misma clase social. Una conocida le hizo llegar poemas míos sin yo saberlo. Me escribió un email. Me dijo que tenía talento. Me matriculé en su taller de cuento. El resto es historia. En 2009, Mayra me convocó a un curso de verano en el Escorial por la Universidad Complutense de Madrid. Un cursillo hermoso sobre la influencia de Poe en la cuentística latinoamericana. Ahí me dijo que iba a montar un festival literario en la isla, que me quería en el comité organizador. En 2011 estaba de regreso. 

En Galería de comandos están los dos cuentos que produje en el taller de Mayra en la UPR. La universidad es mi vida. La integro en mí todo el tiempo. 

9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

9.2 AAN – Ha variado en que cada vez recibe menos atención. Claro, es que, con las enfermedades primero de mi padre y ahora de mi madre después de la muerte del viejo, además de que hasta hace muy poco (enero de 2023) no tenía plaza y había que recurrir a varios trabajos, pues no he tenido tiempo de completar proyectos. No cuento con mucho tiempo para participar de los círculos literarios. Cobrar memos presencia ha redundado en estar un poco fuera del juego. Me tengo que poner las pilas, lo sé. 

Con todo y eso, Galería de comandos se mueve bien. El proceso traductor se agotó; eso quizás también redunde en que se conozca cada vez menos. Quiebre de armas se ha reimpreso varias veces. 

Espero que la situación cambie poco a poco. Por otro lado, la puerta de la traducción se ha abierto de par en par y me ha mantenido en el juego. Son cosas temporeras y confío en que una vez las fichas estén colocadas, regrese al ruedo literario con nuevos aires. 

10.1 WRS - ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

10.2 AAN – Puedo revelar que se me comisionó para traducir una obra teatral de Ntozake Shange y un libro de Mayra Santos. Ahora mismo estoy colaborando en las traducciones del Proyecto de Literatura Puertorriqueña con cuatro colegas más. En lo literario, puedo decir que estoy trabajando textos sobre la vida de los empleados de un hotel y sobre la muerte de mi padre. Vamos, que estoy escribiendo por primera vez desde 2019. Y eso me alegra mucho.