Recuerdo siempre estar pelao

Voces Emergentes

altRecuerdo siempre estar pelao. Coger la guagua pública por las mañanas para ir a la escuela, estar alerta por si escuchaba el pon en la tarde. Recuerdo pedir lo más barato del menú, no preguntar mucho y decir gracias. Recuerdo la extraña timidez cuando el corillo emepezaba hablar de dinero: “¿Cuánto pal cerrucho?” “¡Hacemos un caballo!” Pero yo no... “no tengo chavos” era mi contestación casi siempre.

Mi madre iba escalando en el salario, pero escalaban las deudas con ella. Mi padre tenía para dar, pero no confiaba en mi madre y daba lo que -él- entendía suficiente. Pero cuando me gradué de cuarto año... se pusieron de acuerdo y entré a la universidad.

Consumir nunca pudo ser el centro de mi vida, mucho menos el centro de mi recreación. Siempre tuve que gestionar mi propio recreo. En algún momento entiendes que estar aburrido es decisión tuya y te levantas. Te levantas a -hacer- y punto.

En la universidad eso no cambió. Quería ser ingeniero o arquitecto, para tener dinero y poder hacer “lo que quiero después”... Pero tan pronto sentí la gran infelicidad de estudiar algo que no me apasionaba... Volví a mis años tempranos... ¿Para qué yo quiero dinero? Pal carajo... y me metí a estudiar literatura y arte... Me di a la tarea de explorar todo lo que ofrecía el campus, así me exploraba a mi mismo, iba conociendo lo que me gustaba hacer, entré al teatro, me apasiona el teatro... y fui encontrando paz.

Explotó la huelga estudiantil y encontré algo hermoso. Seres como yo, que no esperan por nadie y se autogestionan el tiempo... Muchas y muchos pelaos también. Juntxs aprendimos a autogestionarnos colectivamente... Juntxs fuimos forjando historia en mi país. De ese proceso salí convencido... me dedicaré a las artes, seré mi propio jefe... Lucharé por la libertad en mi tierra, mi estrella será la revolución... Me dijeron romántico y que siempre iba a ser un pelao... Yo sonreí... Siempre lo he sido.

Hasta que me gradué... Ostia.

Me quedé lejos de casa, no quería que mi madre me cargara, ni que mi padre me criticara... No quería vovlver a la universidad... Sentía que era una burbuja de la sociedad, no quería volver a meterme ahí adentro. Sabía lo que quería hacer... vivir, vencer el miedo, y como siempre... autogestión. Si me muero de hambre es decisión mía.

Han pasado dos años desde que terminé la universidad y comencé a buscármelas. No ha sido fácil y creo que nunca lo será. Cuando miro mis vecinos, la comunidad en que vivo, la pobreza no es extraña, es casi la ley. A veces hay hambre, a veces el carro funciona, a veces el celular no prende, a veces la dueña de la casa llega el día antes a cobrar... A veces te da un miedo terrible a fracasar, a veces simplemente estas solx y triste. Pero nunca dejas de estar vivo...viva, y en control de tu vida.

Todavía me da ansiedad mirar el menú, todavía no tengo pal caballo, todavía estoy pendiente a ver quién me puede dar pon a casa... Pero nada me ha detenido y nada lo va a ser. Trabajo para conseguir lo que me falta y entre medio hago lo que me da la gana. Si me aburro es decisión mía, autogestión hasta la muerte, porque lo único que tengo es mi propia fuerza y mi propia voluntad de levantarme y ser libre.