Los pitufos andan en control del bien y el mal. De eso trata la nueva versión de esta película basada en unos dibujos de caricaturas francesas llamadas Les Schtroumpfs (iniciaron en el 1958), y los cuales han sido llevados a la versión cine, bajo la hegemonía cinematográfica de los EE.UU (The smurfs 1, 2011, Raja Gosnell); y The Smurfs 2, 2013, Dir. Raja Gosnell). La más reciente es la que es sujeta de mi atención.
La trama en principio es sencilla: en esta ocasión, Gargamel el mago perverso, desea extraer la esencia de los pitufos azules para poderla transmitir a nivel global y convertir a toda persona en un pitufo. Mientras, la Pitufina, la única mujer en el reino de los Pitufos, llamado pitufolandia, donde estos viven en las profundidades de la tierra, es secuestrada por una pitufina mala creada por Gargamel. Eventualmente papa Pitufo sale en expedición con otros pitufos, el gruñón, el narcisista, y otros, y buscan ayuda de sus amigos en la tierra, que habitan en la ciudad de Nueva York, y van en busca de la pitufina, la cual había sido secuestrada en Paris, Francia.
La película versa sobre como los pitufos buenos intentan liberar la pitufina, secuestrada por el mago perverso quien creo a los pitufos, y quien crea pitufos malos, traviesos, para combatir a los otros pitufos. Entonces, como toda película de acción, aunque sea en dibujos animados, hay que vivir la saga de la liberación. Si usted no se aburre, se deja llevar, y lo disfruta, la película es buenísima. Si usted se aburre en toda trama de acción, y más aún en muñequitos, la película es terrible.
Dicho lo anterior, la película tiene un argumento subliminal que merece ser discutido: esta versión de los pitufos, está basada en el planteamiento original del creador, en la relación del hombre y la mujer. La película tiene tres versiones del mismo tema: Gargamel como el creador de los pitufos, que desea hacer algo con la única mujer en el reino de los pitufos; para esto se vale de la pitufa traviesa también creada por él. Es decir, los hombres son creadores y salvadores de las mujeres las cuales viven entre el bien y la perversidad. Por otro lado está papa pitufo, otro creador, quien aunque no es el padre legítimo de pitufina (ya que lo es Gargamel) vive atolondrado de que su hija se fue, voluntariamente, con Gargamel, porque éste la trató como un buen padre. Finalmente, en el ámbito de los humanos todo asistentes de los pitufos, hay una dinámica entre el padre y el hijo. El primero era padre de crianza, por lo tanto no era padre biológico. El hijo por tanto lo rechaza hasta el final de la película.
Al final de la película todos los padres buenos se reconcilian con sus hijos e hija. El único padre malo, Gargamel, pasa a mejor mundo.
En fin, es una película ideal para sus hijos menores de 10 años, con poca distracción o estímulos al final del verano, y quienes de no tener más deberían ver esta película. Solo si usted no tiene distracción adicional.