Por primera vez en muchos años, Puerto Rico vive una experiencia para la cual los entendidos culturales colectivos, no van a la par. Se trata de la internacionalización y regionalización de Puerto Rico.
No obstante, la diferencia de hoy con todo el pasado es el contexto. Puerto Rico viene conversando intensamente en torno a la soberanía, ausencia de poderes soberanos, y la necesidad de intervenir a nivel global para poder sobrevivir. Esto es una gran diferencia con el pasado. Para muchos puertorriqueños el tema de la soberanía es uno muy importante y hay un deseo genuino de alcanzar más poderes soberanos que le permitan el país participar de forma extensa a nivel internacional.
Ahora bien, a nivel popular y colectivo, ¿tenemos una mirada de cuál es nuestro rol a nivel internacional? Más aún, ¿tenemos un entendido de cómo se gesta dicha participación? ¿De qué conlleva participar de las relaciones internacionales? Nos parece que estas preguntas se contestan en la negativa o de forma cualificada.
Vivimos en un país en el cual hay poca cultura de participar, como actor de igual a igual, en el teatro internacional. Para empezar, aún no sabemos lo que el poder metropolitano de Washington nos autoriza o no. Por ende, se trata de un cambio cultural en gestación, al cual todos y todas debemos de apostar.
En este diario, mucho antes de la coyuntura actual, comenzamos a apostar por la regionalización en torno al Caribe, de Puerto Rico. Ante esto, uno de los objetivos debe ser explicar en todo momento de qué tratan los organismos regionales, y ver la utilidad para Puerto Rico y todos nosotros de insertarnos. Es un trabajo lento, pero que va garantizando el hecho cultural de comprender lo favorable de la intervención de Puerto Rico en la región.