Gemas desenhebradas transitando por el claroscuro, unidas por el hilo invisible de apreciación. Islas que se unen en intento de archipiélago. Esculturas leyendo el misterio de la primavera. Modestia aparte por el gusto exquisito del alfabeto infinito de nombres que se borran. Erosión biológica que no perdona.
Imperdonables juramentos que un día se hicieron ante los dioses, tostados por el sol. Sentados con las piernas meditadas, rosados por una mariposa.
La vela dorada encendida, respira su llama. El puente húmedo y solido arroja su paisaje imponente para llenar el corazón de fuerza.
En un sueño sereno y confiado se alejó la cobardía, como gato sigiloso en la noche. Solo son perversas gotas que cayeron del techo. Me esforcé en vano por disimularlo, se me escapó una sonrisa y fui feliz. Como las hierbas escondidas entre los bloques de ladrillo, que crecen alrededor, indetenibles frente a la morada.
Me va a gustar bastante poner esta historia en papel. De los recuerdos que activan los deseos del pasado, como mantecado derretido, que chorrea dulce y lento.
Como las mujeres cuando se diferencian de las niñas y los niños de los hombres.
Estoy coqueteando con la idea y provocando el arrullo salado perpetuo del mar.
Recordando aquel concierte de sonrisa noble, quien me inspiro humor y esperanza.
La vida es increíble y no deja de maravillarme de las fantásticas puertas que abre.