Arnold August: la guerra no convencional y pérdida de la democracia

Política


altComo parte del ciclo de conferencias caribeñas que presenta el Instituto de Estudios del Caribe, en el día de ayer, se presentó el periodista, escritor y profesor de origen canadiense, Arnold August. Este se encontraba de gira promocionando su más reciente libro, Cuba and its neighbors – democracy in motion (2013, UK, Zed Books).

El libro versa sobre algo muy interesante para nuestros días: la naturaleza de la democracia en la cual vivimos. En particular el escritor August destaca que la democracia de los EE.UU. que se utiliza como modelo global del buen gobierno, tiene un problema medular que es que permite personas acusadas de delitos graves, luego de haber cumplido su pena, puedan estar imposibilitados de por vida de participar en los procesos electorales – tanto los estatales como los federales. La pérdida de derechos de ciudadano, en el caso de los EE.UU. se da a perpetuidad en algunos estados. Se trata de una guerra no convencional de exclusión de las poblaciones históricamente vulnerables y no hegemónicas.

Según August, el problema con la pérdida de los derechos ciudadanos es que afecta fundamentalmente a una parte de la población en particular: a la comunidad afroamericana y latina. En esta medida, la democracia americano cuyo reclamo de libertad en el 1776 dio paso a su constitución de 1787, se fundó bajo la cultura de la exclusión del hombre adinerado blanco contra el hombre y la mujer negros y esclavizados. Para August, este es el modelo de democracia dominante, uno que desde sus inicios estableció que el discrimen y el racismo eran formas naturales de gobernabilidad. Más aun, y según él, se trata del discurso dominante aun subyacente, cuando se piensa que hoy en los EE.UU. existe una población de sobre cinco millones de personas que están prohibidas de por vida de participar. De este total de población impedida de votar, cerca del 60% lo componen los afro-americanos y los latinos, para los cuales no se les permite votar en las elecciones nacionales y estatales.

Distinto al caso de los EE.UU, para August, la historia de países como Cuba, Venezuela y Bolivia, es una particular y mucho más enriquecedora. En particular porque dichos tres procesos se nutren de procesos de participación democrática y consultas populares, únicas en su clase. En el caso de Cuba la constitución de 1976, fue una ampliamente discutida a nivel popular, incorporándose muchas de las propuestas que hizo la población. La experiencia de Venezuela es una particular, pues como bien señala el escritor Arnold August, cuando en el 1998 Hugo Chávez ganó la presidencia y juramentó la constitución de su país, indicó que juraba ante una constitución moribunda. Razón por la cual el primer acto político de Chávez fue convocar a una asamblea constituyente y redactar una nueva constitución. De otra parte, la historia de Bolivia es una consistente con los modelos de inclusión que según August surgen a partir de la revolución cubana, pues en el caso de este país latinoamericano, la inclusión de las comunidades indígenas en la redacción de la constitución de 2005, fue un acierto fundamental.


En fin, que Cuba es de forma contradictoria una inspiración y modelo de otro tipo de vida democrática, que ha forjado formas de mayor inclusión de la diferencia, y de la participación de los excluidos. La presencia del escritor y periodista canadiense Arnold August, nos sirve de testimonio viviente de la forma de vida democrática que surge a partir de nuestra experiencia caribeña en la isla de Cuba.