Cheo Feliciano: más que un entierro, una acción política

Política




Se acabaron aquellos análisis, sobre todo de la década de 1990, cuando las fuerzas pro-estatidad acusaban a los gobiernos pro-status quo o colonial, de convertirse en monigotes de un nacionalismo light. Murió José Luis Feliciano Vega, conocido artísticamente como Cheo Feliciano, y tanto la gente de la calle, como la prensa corporativa, así como el estado (central y municipal) asumieron que a éste había que venerarlo póstumamente y enterrarlo como lo que es: un patriota boricua.

Distinto a una tímida reacción que tuvo la semana pasada el presidente del Partido Nuevo Progresista, Jorge Pierluisi, en torno al informe que rindió la mesa de diálogo del gobernador, Alejandro García Padilla, sobre el futuro económico del país, dicho informe no es “separatista”. Con ese término lo describió Pierluisi.

El informe hay que tomarlo en consideración al contexto actual: la quiebra política y económica de los EE.UU., que ya no es el líder global; el abierto racismo que existe en los EE.UU., en contra de las poblaciones negras y latinas; el colapso y crisis de la economía de Puerto Rico, donde su rentabilidad y autosuficiencia no es claro para nadie; y sobre todo, la dramática pérdida poblacional que nos aflige hoy en Puerto Rico.

Ante esto, y frente a un informe de la oficina de presupuesto del Congreso de los EE.UU. (GAO, por sus siglas en inglés) beneficioso para la estatidad, la única respuesta clara que el gobierno del Partido Popular Democrático tiene, en consorcio con la amplia izquierda nacionalista y el independentismo en general, es promover un nacionalismo ligero (light). Es decir, lo más glorioso de la muerte de Cheo Feliciano, fue inmortalizarlo ante una bandera de 30 por 50 pies sobre su ferretero, y darle un digno momento ante miles y miles de personas que pasaron a venerarlo. Un acierto político para el gobierno y para los que apoyan salidas no coloniales, bajo algún tipo de relación con los EE.UU., y de carácter soberano.

En otras palabras, lo mejor que pudo ocurrir fue que en medio del fin de semana santo, en el cual no hay noticias, se pudiera capitalizar de forma nacionalista y poner a todo el mundo, literalmente hablando, a reconocer la contribución social e histórica que hiciera Cheo Feliciano a Puerto Rico.

No nos olvidemos que la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, es de la facción nacionalista liberal dentro del partido en el gobierno, y que ha sido consistente en su quehacer de reafirmar la nacionalidad puertorriqueña. No es un hecho oculto, que en el Estadio Sixto Escobar, a la entrada del Viejo San Juan, ondeé solo la bandera de Puerto Rico. No es un hecho aislado e irrelevante.