No habrá paz.  No. No habrá paz hasta que día a día, se vaya transformando la desigualdad social que impera.  No importa los indicadores de consumo, los indicadores de opulencia, y sobre todo los indicadores de la estética dominante como normal, el mundo que vivimos sigue siendo uno hartamente desigual.  Para eso, hoy nos hemos levantado… para cambiar el mundo.
Nosotros a lo largo de 14 años en la producción diaria de El Post Antillano, y todas sus ramas anexas, lo hemos hecho con la clara convicción de que es importante, desde la izquierda amplia que cree en la independencia para Puerto Rico, de seguir fomentando la igualdad.  La igualdad ante un mundo, y sobre todo un Puerto Rico, donde la desigualdad social es la ley del día.
Medir el éxito por indicadores macro económicos de consumo no es el único criterio para determinar bienestar de vida.  Pensemos en el pueblo trabajador, la mayoría, de dos a cuatro trabajos adicionales.  Pensemos en las 63 víctimas de feminicidios. Pensemos en los 462 asesinatos, fundamentalmente de hombres jóvenes, los cuales indican que la muerte se impone a la vida.  Pensemos en los crímenes ambientales, en el saqueo de nuestras playas, donde nada se ha resuelto de forma inmediata. Pensemos en el desplazamiento de la población, y en el llamado a “desplazadas nunca más” y pensemos en cómo vivir en un país del cual nos están sacando día a día.
En el Post Antillano, el equipo de trabajo y todos los colaboradores, seguiremos con la clara convicción en el 2024, que la lucha no termina.  Año electoral de grandes promesas, pero en el cual solo a través de nuestro accionar como pueblo, es que podremos superar las narrativas y practicas dominantes de desigualdad.
¡Feliz año 2024!
 
El Post Antillano

(San Juan, 1:00 p.m.) Es interesante, pero Puerto Rico se ha convertido en una colonial muy dócil, subordinada, complaciente con el poder metropolitano.  Se trata de un momento de coyuntura, donde las narrativas de las fuerzas que se oponen a la relación colonial lo hacen desde un comportamiento domesticado no contestatario. Es decir, más allá de implorar la independencia para Puerto Rico, que en sí podría ser radical o no, simplemente participan en todos los procesos coloniales sin cuestionarlos, asumiendo los mismos.  Vivimos en una complacencia conservadora colonial (la tres C).

Ante este cuadro, y como ya hemos abordado en los pasados días, el mundo se ha asumido en este momento por vía de radicalismos conservadores. Sean los Talibanes en Afganistán o Donald Trump en los EE.UU. o Javier Milei en la Argentina, tenemos que tener la fuerza y astucia para modificarlos y transformarlos, y no para vernos intimidados por ellos.  La lucha socia tanto en los EE.UU. como en Argentina, dan fe que los radicalismos de derecha conviven con las respuestas de los radicalismos de izquierda, y ambos se ven modificados.

Este es el proyecto para Puerto Rico pendiente. Es decir que se transforme el independentismo y la izquierda tradicional, en entes contestatarios con expresiones de radicalismos, hoy consistentes con las narrativas políticas a nivel global.  Esto permitiría que las elecciones generales del 2024 tuvieran otro sabor y color.  Podemos discrepar ideológicamente de Milei y Trump, pero ambos han radicalizados los debates nacionales de sus respectivos países.

Pero mantener el nivel de subordinación colonial hoy, no ayuda en nada que no sea mantener la relación colonial dominante. Esto nos deja en perdida, y sobre todo colonizados. Pensemos.

(San Juan, 1:00 p.m.) Nos cuentan, en directo y por las redes sociales, que el activista independentista independiente, Eliezer Molina, está considerando correr nuevamente como candidato independiente. El nos consulta si como gobernador o como senador, en ambas candidaturas su posible intervención en la política nacional, alteraría el balance de fuerzas. Veamos.

Eliezer Molina es parte de una tradición de radicalismo el cual se está   manifestando poco en Puerto Rico hoy. No obstante a nivel internacional, a partir de la derecha ultra radical de Donald Trump, y su mejor pupilo internacional en la figura de Javier Milei en Argentina, ha demostrado que el radicalismo está de moda. Lo que resulta es que ha sido copado y cooptado por el radicalismo de derecha.  Pero en Puerto Rico, Eliezer Molina epitomiza un radicalismo de izquierda poco reconocido, poco aceptado.

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(San Juan, 1:00 p.m.) Es curioso pero en Puerto Rico le han prestado muy poca atención al debate del pasado presidente Donald Trump y el interés de ciertos sectores de la derecha de los EE.UU. de privar que este participe en las elecciones generales del 2024.  Esto es un debate clásico, pero muy avanzado sobre libertad de expresión. Mientras, en la experiencia criolla en el dia de hoy, la prensa comercial recoge las expresiones del secretario de justicia, Domingo Emanuelli, quien no persigue a nadie dentro de su partido en el poder, mientras solo persigue y enjuicia a los partidos de oposición.

Puerto Rico es una colonia simpática.  Nunca se relaciona con su poder metropolitano, salvo que sea para pedirles dinero, mientras piensa y suena, que los procesos políticos del norte no le van a afectar.  Es lamentable, pero no estar pendiente al destino de Trump, no por favorecerlo sino por entender como nos afecta a nosotros, es un harto reflejo de negligencia social y política.  Lo que pase con el expresidente, tiene repercusiones para nosotros en Puerto Rico.

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(San Juan, 12:00 p.m.) Nadie tiene duda de que la lucha por la independencia nacional tiene tres momentos en la historia de los pasados 125 años, por parte del pueblo puertorriqueño contra la invasión e intervención americana en la isla. 

Estos son 1930 a 1950, cuando el radicalismo del Partido Nacionalista Puertorriqueño liderado por Pedro Albizu Campos, llevó la palabra a la acción militar, forzando respuestas altamente represivas por parte del gobierno de los EE.UU. El segundo período, fue el radicalismo del Partido Socialista Puertorriqueño, durante la decada de 1970, donde este forzó a procesos impresionantes, frente al gobierno de los EE.UU., tanto en la isla como a nivel internacional.  El tercer período, lo fue durante la decada de 1980, cuando el Ejercito Popular Boricua - Los Macheteros, desarrollaron un accionar socio-militar contra objetivos militares del gobierno de los EE.UU. en la isla.
Estos tres períodos, marcaron nuestro entendido histórico de lo que es el radicalismo. Pero hoy, en el Siglo XXI, el radicalismo se ha vuelto a conceptualizar a partir del accionar no de las izquierdas o fuerzas independentistas, sino por la llamada ultra derecha.  Mucho a partir de la injerencia de Donald Trump en la política de los EE.UU., con una gran influencia a nivel global.  Ante este cuadro, las narrativas ejerecidas por Trump, desde el recorte de pelo hasta su locura irracional, se replican por doquier, en particular en America Latina, como en algunos países europeos y asiáticos.
Dicho lo anterior, Puerto Rico no replica el radicalismo en la izquierda o el independentismo, según lo conocimos en el Siglo XX, y nadie asume las prácticas discursivas y narrativas hoy, que han iniciado las derechas internacionales.  Con este cuadro, Puerto Rico, el territorio colonial, ve por la prensa y sistemas mediátivos, un mundo en convulsión, mientras en la isla todo es orden, es decir, orden colonial complaciente.
La pregunta es porque hoy, ante un proceso electoral en noviembre del 2024, las narrativas políticas de derecha, izquierda y el independentismo, se proyectan de forma conservadora y no radical.  Que cada cual interprete, pero de nuestra parte, nos parece que el territorio colonial tiene un orden preestablecido que reproduce hoy formas muy conservadores-coloniales-territoriales de conducirnos en la política diaria. Pensemos.

(San Juan, 1:00 p.m.) Sea lo que sea, bueno o malo, la noticia más importante de los EE.UU. en estas navidades sigue siendo la figura de Donald Trump.  Es el tema que más primeras planas ha acaparado en lo que va de diciembre.  No deja de ser noticia.   Su rol, radicalizar con sus posturas y comentarios, la política norteamericana.  Nuestra reacción, muy dividida por cierto, ante el temor que representa que vuelva a poder, o la complacencia que vuelva para ver si las cosas cambian. Usted decide.

Mientras, la política nacional en Puerto Rico, se encuentra inmersa en patrones de comportamiento muy conservadores, muy restringidos, y donde nadie pretende cometer un exabrupto. Todo el mundo hablando correctamente, para de esta forma ganar el voto del contrario.  Desconocemos el efecto real o no de este comportamiento. Lo cierto es que la única persona que se comporta distinto es el activista independiente e independentista, Elizer Molina.  Este, a su estilo, cumple con un radicalismo social, el cual deja con la boca abierta a muchos en la isla.

Por lo tanto, mientras observamos que el radicalismo de Trump en los EE.UU. lo mantiene con unos niveles de apoyo impresionantes, el conservadurismo político en Puerto Rico, es como mínimo, difícil de leer. La situacion nos hace pensar de forma colonizada, donde todo es posible en la casa del colonizador, pero en la nuestra "hay que comportarnos".

Es momento de asumir otro tipo de postura social ante el futuro electoral en Puerto Rico.  La radicalización de la política colonial, puede ser conveniente en un ano electoral lleno de sorpresas.  Pero quedarnos en el conservadurismo  es quedarnos bajo la sombra del Partido Nuevo Progresista, y garantizarle a ellos otra victoria más.  Pensemos.

 

(San Juan, 9:00 a.m.) En un día de celebración para los judeocristianos, no podemos pasar por alto el nivel de conflictividad que hoy impera entre el pueblo palestino y el pueblo hebreo. 20 mil palestinos han sido asesinados por las fuerzas militares de Israel. 1200 judíos fueron asesinados por las fuerzas de Hamas.  Ninguna vida cuenta en la muerte, que no sea para el recuerdo.  Las vidas palestinas y judías sólo cuentan en la vida.  El conflicto es entonces necesario e inevitable, para alcanzar la paz.  Invitemos a ambos pueblos a la coexistencia pacífica sin más muertes, y en el respeto a las dos naciones y la urgencia de dos estados.

Pero si comprendemos el mensaje, nos damos cuenta que en Puerto Rico, no podemos invitar a la paz y la esperanza en el año 2024, sin reconocer la importancia de que la conflictividad está en su momento más álgido.  La lucha de clases, entre un pueblo empobrecido y viviendo de fondos federales y de tarjetas de crédito explotadas no es un pueblo con futuro. Mientras los amigos del gobernador de turno, incluyendo sus primos, se enriquecen a partir de nuestro sudor.  La conflictividad no va a cesar en Puerto Rico, pero esperamos que al final de esta, haya paz.

Por lo que, en este final de temporada del año 2023, invitamos a todas y todos a reflexionar que la conflictividad no es en si negativa. Lo negativo es no alcanzar un entendido, luchado o negociado, de que podemos convivir en la pluralidad a partir del respeto a la diferencia. El conflicto es, por ende, necesario, y urgente, para alcanzar la paz.  Pero la paz, simplemente refleja el entendido de que podemos convivir a partir de la diferencia.

Sea pues el año 2024 (la suma al 8, es decir el encuentro que nos entrecruza todo el tiempo de forma numérica), lo que nos permita vivir en conflicto de forma inicial y luego en la paz.   Hoy en el día del nacimiento, para los judeocristianos, pensemos en que la paz es alcanzable, luego del conflicto el cual es inevitable y necesario

El Post Antillano

(San Juan, 1:00 p.m.) Realmente hablando, Mariana Nogales cometió un error al no informar adecuadamente sus planillas, el cual era subsanable de forma administrativa. Desde lejos uno puede verlo.  Pero la Oficina del Panel del Fiscal Especial Independiente, (OPFEI o FEI) tiene, en apariencias, otros intereses, e intentó en dos ocasiones hallarla culpable de 49 cargos adicionales, junto a su madre y una corporación familiar.

De forma consistente dos tribunales vieron lo mismo.  La violación a los artículos 269 (Falsedad Ideológica) y 212 (perjuicio). Ahora se enfrenta a un proceso legal, a partir de hoy que continua en una vista preliminar.

La pregunta básica que uno se debe de hacer es porque quieren enjuiciar a Mariana Nogales. Realmente hablando no sé, pero todo indica que el Partido Nuevo Progresista (PNP) piensa que de esta forma la debilitan. La debilitan a ella, al partido Movimiento Victoria Ciudadana y al PIP, y la alianza entre ellos, Alianza Patria.  Si lo logran hacer no sabemos, pero existe algo de esto en esta acusación.

Hoy habría que ver cuanto interés ellos tienen en la figura de Mariana Nogales. En particular, Si desean descalificarla y forzar su retiro de la cámara de forma inmediata.  Hay que ver. Lo que si es cierto es el dato, que no se debe vivir bajo la sombra de procesos criminales que inicia el PNP en año electoral, para debilitar a sus fuerzas opositoras. En esta medida, el caso contra Mariana, todo indica es parte de un patrón de persecución política. Pensemos.

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