La arena estaba caliente a pesar de que la planta de mis pies está acostumbrada a estos trópicos. A lo lejos la laguna promete cangrejos. Más allá el mar con otras orillas. Recuerdo esas costas, las fiestas bajo la luna. Mis aretes, mis paños al viento, el sonido del tambor, el sudor, el baile, la brisa, la dicha.
Después el viaje, la sal, el sol, el mar infinito, la luna y esta orilla. Huir, hacerme invisible entre los mangles, correr hasta sangrar. Hoy todo me es familiar ya estoy aprendiendo su acento al hablar y al andar. Conozco esta tierra y sueno con la otra. En el día trabajo de sol a sol y en la noche, busco soñar con mi otra tierra. Busco soñar con mi gente y su amor. Mi madre, su olor, su sazón, sus guisos, sus ganas de vivir. Por las noches busco el sonido del tambor y el fuego para acurrucarme y descansar.