‘Vampiresa en tu novela, la gran tirana…’,
ensayaba en el avión la Sirena camino a
la República Dominicana.
Mayra Santos-Febres
No obstante, cada vez más personas circulan
constantemente a través de zonas limítrofes e híbridas
entre espacios nacionales.
Jorge Duany
La santa bandera de Santo Domingo
tiene una cruz,
una cruz blanca que parte en cuarteles
la enseña divina de rojo y azul […]
José de Diego
I
Fue en la biblioteca de la Universidad de Connecticut, Storrs, durante la segunda mitad de 1980. De una de las estanterías en la sección de literatura latinoamericana, un libro de Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) —¿el Antonio S. Pedreira (1899-1939) dominicano, hispanófilo, demasiado hispanófilo, que murió en Buenos Aires?— llama la atención. Hojeada rápida, casual, del libro (¿quién pudiera recordar el título?) que, fortuitamente, marcará desde entonces la memoria a partir de una oración que hoy, a tantos años, habría que parafrasear así: en verdad, lo que realmente quiere la humanidad (¿giro orientalista?), es no hacer nada.