Voces Emergentes
Los entierros de Maelo y Cheo, como despiden los pobres
Maelo y Cheo. Ambos eran soneros, negros y nacieron en barriadas humildes de Puerto Rico. Maelo en el emblemático y glorioso sector Cangrejos de Santurce. Cheo en una barriada ponceña cerca de la playa. Cuando Maelo era un chamaco le decía a su madre, una digna negra de arrabal que trabajaba todos los días, que algún día iba a ser un cantante famoso y con chavos. La vieja, abatida por las penas de la vida, mucho no le creía. Lo conminaba, a modo de respuesta, a trabajar con ella llenando sacos de cemento con madera para vender por la calle. Cheo a los 17 años se fue con sus viejos a Nueva York. Allí aprendió inglés, trabajó en lo que aparecía y se hizo cantante. En la Gran Manzana, cuna y sede de las grandes orquestas de salsa en los años 60 y 70, Maelo y Cheo se toparon unas cuantas veces dentro y fuera de los escenarios.
“Jesús fue un campesino: su lucha contra el poder se basó en la cultura del campesinado”
¿Por qué un libro sobre Jesús y María, sobre una relación que ve usted conflictiva?
Ruben Dri: En realidad, ese tema forma parte de una preocupación más general de la que me vengo ocupando hace mucho tiempo. Tiene que ver con el compromiso que asumimos como curas para el tercer mundo. La referencia fundamental es Jesús de Nazaret. A partir de ese compromiso que asumimos, fuimos redescubriendo el compromiso de Jesús. Cuando uno revisa algo revisa en realidad su propia historia. Hice una revisión de cómo me enseñaron a mí el cristianismo, la figura de Jesús, etc.
Una bulla pa´ los jóvenes
La urgencia de los derechos masculinos en Cuba
Los domingos no pasa nada
“Hay que tener babilla.” A propósito del proceso de consulta de UPRRP
Autopublicación: La alternativa del libro electrónico
Ante la impresionante erupción de personas interesadas en escribir, llega el momento en el que el escritor se pregunta sobre cuál es el mejor formato para publicar. Sepa, mi estimado lector, que el mecanismo que elija para sacar a la luz su obra dependerá de sus necesidades, expectativas, propósitos y, muy importante, de su presupuesto. Inicialmente, todos queremos que una casa editora se “enamore” en nuestro trabajo y asuma todos los gastos. Pero, lamentablemente, y debido a la terrible situación económica que arropa a nuestro país, esa posibilidad cada día es más remota.