Hay una tendencia a nivel mundial a que las familias sean compuestas por un hijo
único. Hay muchos factores que mueven, particularmente a la mujer, a tomar esa
decisión. Entre las razones se encuentra el aumento de madres solas jefas de su
hogar; las dificultades que éstas tienen en conseguir empleos bien remunerados; el
deseo de balancear una vida profesional con la de una familia o con su desarrollo
personal. Estos factores, no necesariamente son exclusivos de mujeres con una
escolaridad más alta, sino que provienen de cualquier procedencia social o geográfica,
independientemente de la situación laboral.
Sea cual sea la razón, hay variedad de mitos y miradas sobre las ventajas o
desventajas de un hijo único. Desde una perspectiva negativa, se dice que un hijo
único puede ser un tirano, narcisista, consentido, egoísta y tener menos destrezas
sociales. Desde una perspectiva positiva, sin embargo, se dice que un hijo único
puede ser más comprometido, inteligente, creativo, puede tener relaciones más
positivas con sus padres y menos problemas en la escuela que aquellos donde hay
hijos múltiples.
Entre los investigadores del tema hay un consenso en que las diferencias más
significativas entre hijos únicos e hijos múltiples son en las áreas de creatividad,
inteligencia y personalidad. En las primeras dos sobresalen los hijos únicos, en la
tercera sobresalen los hijos múltiples. Sin embargo, más allá de la genética o del
número de hijos, el factor más importante estriba en el entorno de social donde se
desarrollen los hijos, sean únicos o múltiples. Ese entorno social, además del padre
y/o la madre, incluye los amigos, la escuela y los gustos o intereses.
Conversé con Gabriel y Shantal, dos hijos únicos, sobre sus experiencias de
crecimiento y sentimientos con ser únicos hijos. Ambos expresaron que sentían una
gran responsabilidad y un gran peso al ser hijos únicos, particularmente con y hacia
sus progenitores. Señalaron la importancia de crear alianzas con hermanos para
dialogar sobre asuntos familiares o confrontar opiniones de los padres con las cuales
no se está de acuerdo. También indicaron que era fuerte la carga emocional de ser el
único responsable por cuidar y asumir el bienestar de los padres en la vejez. “Ser hijo
único es difícil porque le toca a uno bregar con todos los pesos. “Cuando hay
hermanos se forman alianzas y se dividen las responsabilidades. Los hermanos son
fuente de apoyo y guía”, dijo Gabriel. Y qué opinas de la rivalidad entre hermanos, eso
no es un problema para los hijos únicos, pero si para los hijos múltiples, pregunté. “De
todas mis amistades que tienen hermanos, no veo la rivalidad como un problema que
ocurra en la mayoría de ellos”, me dijo. “Aunque tengo amigos que son como mis
hermanos, los consejos que ellos me dan, no son los mismos que me daría un
hermano que crece en el mismo ambiente y las mismas circunstancias.” “Aunque es
cierto que un hijo único puede tener toda la atención y los recursos de los padres sobre
uno solo, eso puede ser de doble filo”, señaló.