Política

Por 30 años y a veces de forma silenciosa, el Departamento de Inglés de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico ha estado publicando la revista Sargasso. Se trata de una revista arbitrada por pares, es decir, formalmente académica, fundada entre otras personas por el distinguido crítico de arte y dramaturgo, Lowell Fiet. Hoy, tres décadas después y contra viento y marea, la revista continúa siendo publicada.

Toda actividad performática que genere una figura política, por su deber de ser sujeto representativo del pueblo, construye un caleidoscopio ya no solo por la inevitable producción de opinión pública que como causa y efecto edifica un ensamblaje completo de reacciones sino que se comienzan a asumir posiciones sobre cuán cerca o no está de uno ese símbolo performático. Pasó con el reto del cubo de hielo, ha sucedido con las propuestas de ayunos municipales por parte de alcaldes, pasa con el “performance” del representante Manuel Natal de vivir “al mínimo” para concienciar sobre la desigualdad social en la Isla y seguirá ocurriendo mientras la persona pública se mantenga como hacedor de acciones alegóricas.

El llamado a la reforma contributiva es una manera fácil de atraer la atención de los puertorriqueños, quienes están sobrecargados de impuestos, por lo tanto, no debe de sorprender que el Presidente de la Cámara de Representantes, Jaime Perelló, haya celebrado una conferencia de prensa sobre este tema junto a Rafael “Tatito” Hernández, el legislador que dirige la Comisión de Hacienda del cuerpo legislativo. Lo único es que el puertorriqueño no tiene todavía claro de qué consiste esa llamada reforma.

Hace ya más de un año se presentó una medida legislativa que establecería el derecho a adoptar sin discrimen de género u orientación sexual. La medida, presentada por la senadora Maritere González obtuvo un informe positivo de parte de la Comisión de lo Jurídico y Seguridad, pero no se ha sometido al pleno del Senado para votación.

El talibán boricua es el nombre que le han asignado los medios de comunicación a José Padilla, un puertorriqueño de Chicago que fue acusado de conspirar para realizar actos terroristas. Ayer, un juez federal de Florida sentenció a este boricua a 21 años de prisión luego de que un tribunal apelativo indicara que la sentencia original de 17 años fue muy leniente. Este caso ha llamado la atención del mundo entero, pues cuando Padilla fue detenido en el 2002 el presidente George W. Bush lo designó como un combatiente enemigo. Dicha clasificación, bajo el derecho internacional, tenía el efecto de colocarle en un limbo jurídico. El combatiente enemigo es la máxima expresión de esa otredad tan temida por un pueblo como el de los Estados Unidos.

A diez días del plebiscito por la independencia de Escocia, al norte del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, los últimos sondeos de opinión pública indican que, por primera vez desde que comenzó el proceso, la opción de la independencia tiene la ventaja. Según el sondeo realizado por You.gov., el 51 por ciento de los votantes favorece hoy la independencia, vis a vis un 49 por ciento que favorece mantener la integración con Inglaterra.

Amparados en una visión equivocada, hay quienes sugieren que el aumento del crimen en Vieques en años recientes y los incidentes violentos en estos días se deben a la salida de la Marina de Guerra de Estados Unidos. Nada más absurdo.

Cada cierto tiempo el Partido Popular Democrático regresa a sus raíces populistas. El asunto de la energía eléctrica es uno que levanta esas pasiones del pueblo. Todo el mundo, incluyéndome, tiene una historia de horror con la AEE. Esas situaciones colocan en un lugar vulnerable a la administración de la AEE, pero afectan también al liderato obrero, ya que el pueblo no logra, usualmente, separar una de otra.