La farandulización del proceso judicial no es nada nuevo. ¿Quién puede olvidar las tardes de los ochenta pegados al televisor viendo las Vistas del Cerro Maravilla? “Dígame si es o no cierto que…” Hasta camisetas de la famosa frase vi en las tiendas del pueblo de Bayamón. Crecí con esas vistas, era como algo de todos los días y no lo olvido. Los Estados Unidos vivieron algo igual con el juicio de OJ Simpson. Raza, clase, justicia, sexo, todo estuvo presente en el famoso juicio. Y, claro, farándula. Nosotros ahora tenemos el mejor periodismo de investigación en una muñeca o en sus imitadores. Nosotros, que tenemos el medio de información y de creación de opinión pública en los programas de chismes, ahora vimos otro logro de la conversión de la justicia en entretenimiento.