Hoy me di cuenta
de lo corto que es el día,
de lo lúgubre que está mi cuarto.
Comencé
a masticar semillas de algarrobo.
Un día, no sé cuándo,
fui casi feliz.
Hoy me di cuenta
de lo corto que es el día,
de lo lúgubre que está mi cuarto.
Comencé
a masticar semillas de algarrobo.
Un día, no sé cuándo,
fui casi feliz.
Para ver las estrellas
hay que esperar a la noche
apagar las linternas
y rogar que no llueva.
Para ver las estrellas
hay que encontrar un lugar
sin luces eléctricas,
o montarnos en un barco
rumbo a alta mar,
o ser un astronauta
como el maestro Akabá.
Para ver las estrellas
también podemos soñar.
Amanecida de recuerdos y charlas con gente que habrá conocido en su infancia, la mañana comienza para ella con los buenos días hasta que abre sus ojos. A veces, con coraje porque está dónde no quiere estar. Pasado el aseo, su paso va cada vez volviéndose más y más lento; su balance, se pierde y como no reconoce los nombres ni el uso de las cosas, las paredes, los muebles, mis manos, las barandas y las rejas, son su apoyo para caminar un poco. Una vez desayuna, comienza el concierto de música que ella tararea porque recuerda y que inmediatamente pasa a convertirse en un llanto desgarrador para una hija.
Se dice que viajar te abre la mente, te hará más curiosa, te ayuda a hacer nuevos amigos, te descubre a ti misma y te hace sentir libre. En efecto, nunca faltan motivos para viajar. Pero sucede que, con la repetición o la saturación de las imágenes de los viajes, viajar también se vuelve menos significativo. Entonces, es preciso buscar más significado o darle otro sentido a la experiencia.
…marullo…
mar y arrullo,
tu voz en mis oídos…
la ola, el viento y el vaivén que me marea
en el brazo de las olas en tu abrazo que me espera
y voy y vienes, y vas y vengo
que en el último splash de los mares
la caricia de Neptuno canta
en su beso de abismo,
nuestro anhelo.
Y seré como Alfonsina
una ninfa niña en tus corales nuevos
tejiendo nuestro lecho de éxtasis
como una hamaca fresca de algas
y danzantes estrellas del deseo.
Una tristeza microscópica
como del odio de Dios
o el de
la estupidez y la maldad humanas
me versa del sueño al despertarme.
Hoy no celebro nada
ni flor muerta ni alcantarilla
de palabras
porque estoy presa
contigo, con nadie y la nada
-abarrotados de incertidumbre y de falsas risas de memes pasajeros…-
Se confundía con el humo
era cada vez más nube
y nube entrelazada
una sobre otra
otra sobre muchas
…fue así que su luz
de diosa soleada,
mirada astral,
a lo PH Hernández
se ocultaba para dejarme
sin credo de hija
y a oscuras.
Para que un hombre sea bello
no es suficiente el espejo,
los poemas, las canciones,
las pinturas, los tratados,
los convertibles, ni los relojes.