Dedicado a mis amigas Yolanda, Pilar y Raquel
La primera vez que leyó Érase un hombre a un celular de Luis Rafael Sánchez, decidió que le asignaría el ensayo a sus estudiantes para que aprendan a compartir, comunicarse entre ellos, socializar, soltar los móviles y las tabletas por un rato. La tecnología si se usa bien es excelente; por el contrario, si la manejamos de forma incorrecta, el resultado puede ser una sociedad de mutantes. Seres disfuncionales que van a un restaurante para compartir y cada uno está metido en su celular sin expresar una palabra. La tecnología se convirtió en la nueva droga que hace que muchos de los que la consumen, sean incapaces de transmitir un pensamiento ordenado. Peor aún, ver adictos tecnológicos desde la niñez, que hacen berrinches y manipulan a sus padres, si les pides que se desconecten.