Rodeado de mí mismo
sin evasión posible
tejo con mis pisadas
mi propio laberinto
(El Topo. Penúltima salida)
El poeta nacional Francisco Matos Paoli, prologando el poemario Penúltima Salida (1978), destaca que “La obra de este autor pone de relieve a un poeta de elevadas calidades de arte, cuyo verbo lírico, nutrido en el espíritu de las esencias isleñas, se mueve con ademán de entronques surrealistas por las rutas del reino de la ensoñación. Su voz de poeta nuevo, forjada al calor de multitud de lecturas en sus tiempos de estudiante ---los autores clásico españoles de la época aurea, Neruda, Vallejo, Lorca, el francés Rimbaud, etc.--- se vierte en realizaciones de acentos líricos de indudable personalidad propia. En lo formal externo, dice Matos Paoli materializa el verso de Cabán por cauces de libertad métrica y estrófica, sin rima, pero montado sobre cursos expresivos de rítmico fluir. (Ver F. Matos Paoli, “Penúltima salida”, Rio Piedras, 1978).