A los instantes perdidos de lo cotidiano
Los brazos inmensos
la voz de trino de pájaro
un balbuceo en mis labios.
Contigo aprendimos a caminar cantando
manos preparadas para una mesa
con deliciosos manjares
porque hasta una raja de aguacate
sabía a algodón de azúcar
si venía del universo acoquinado
de tus palmas