Tratando de no quedar atrás ante los rápidos cambios en el mercado de música

Economia Solidaria

Hace unos días estaba ansiosamente sentado en la silla del consultorio de mi dentista esperando que me arañasen la dentadura. Hubiese estado más nervioso si no fuese por una ristra de canciones de rock, todas conocidas, que emanaba de una pequeña bocina conectada a un moderno aparato celular.

No es secreto que en la actualidad los servicios de música online son el presente y el futuro del consumo de música grabada. Me sentí tonto sentado en esa silla pensando que yo todavía no estaba conectado a uno de ellos. Después de todo tengo un celular que me permite acceso al internet. No dejo de estar maravillado ante las cosas que me permite hacer ese aparato. Pensé con pena sobre mi afición por la música y cómo los discos compactos (CD's) están pasando al olvido.

Comencé coleccionando música a través del disco de vinyl. Pasaron los años y mi colección de discos creció hasta llenar los tres niveles de un gran mueble. Cuando desaparecieron los discos (los están vendiendo de nuevo, para aquellos que se sientan profundamente retro) llegaron los discos compactos, que costaban mucho más, pero supuestamente emitían mejor sonido. Conservo mis discos, y rechazó la alegación de que un CD suena mejor que un buen vinyl.

Siempre fui fanático de las carátulas de los discos Long Playing (LPs), especialmente las de rock, que eran singularmente creativas. Cuando el disco era doble uno podía abrir la carátula y disfrutar de dibujos o fotografías de ensueño. La transferencia de todo este arte visual al empaque diminuto del CD no fue efectiva. Muchas veces hay que tener una lupa para leer quienes son los músicos y cualquier texto incorporado al empaque.

Se me olvidó mencionar los cassettes, el medio menos cool de todos. Lo bueno de estos es que se podía grabar música. Pero los tapes se enredaban y se tornaban escleróticos demasiado rápido. Comencé a coleccionar CDs, aunque nunca les tuve el cariño que les tengo al vinyl. No obstante, tengo una cantidad ridícula de CD's. Vino entonces la opción de bajar música de la Internet, y también recibí ese desarrollo con los brazos abiertos.

Las compañías disqueras más importantes, en un derroche de soberbia, no bajaron los precios de los CD''s a tiempo. Seguían cobrando los CD's al doble de lo que costaba un LP unos años antes. No pudieron parar, a pesar de sus esfuerzos, la moda de bajar música de la Internet. Todavía me asombra la lentitud con que reaccionaron ante los nuevos desarrollos, especialmente después que Apple inauguró iTunes, su servicio de obtener música del ciberespacio y organizar tus albumés.

iTunes comenzó en el 2003, y al tiempo surgió otro formato para música, el de los MP3. Pero me doy cuenta ahora que los servicios online de música van a convertirse en la manera más común de oír música grabada además de la radio. Un servicio como Pandora tiene unos 76 millones de usuarios. Hay otros servicios que han surgido como Spotify y Deezer, que dejan que sus usuarios seleccionen dentro de su catálogo de 20 a 30 millones de canciones, desde su móvil, tablet o computadora.

Se me ocurre que el formato que tuvo el LP y el CD se va a debilitar. Antes, cada LP marcaba un momento dentro de la trayectoria de una banda o cantante. Creó la tendencia de seleccionar canciones desligadas del concepto de LP o CD, cambiará nuestra relación con la música grabada. Pero yo todavía sacaré del mueble de tres niveles alguno que otro disco para disfrutar su sonido y arte gráfico, y para acordarme que tal disco significó la transformación de mis grupos favoritos o de la música en general.

Crédito foto: dhendrix73, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/deed.es)