Inicia en el día de hoy en la ciudad de Fortaleza, Brasil, apenas un día después del cierre de la Copa Mundial de Fútbol 2014, el encuentro de los BRICS. Eso quiere decir, el bloque independiente de potencias emergentes consagrado por: Brasil, Rusia, India, China y África del Sur (por su versión en inglés South África, la S). Dicho encuentro tiene varios propósitos, entre otros consolidar un bloque de financiamiento independiente al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario Internacional (FMI). En adición a establecer un banco de reservas energéticas, de forma independiente al mercado global hoy controlado por los EE.UU. y algunos países de Europa Occidental.
Esta agenda parece sencilla, pero la misma tiene severas implicaciones al mundo según se ha organizado desde el acuerdo de Bretton Woods, de 1944, en la cual los aliados de la Segunda Guerra Mundial, reunidos en el país anfitrión, los EE.UU., decidieron cómo se organizaría el mundo de la posguerra. De ahí surgieron las dos instituciones primarias de la economía mundial, el BM y el FMI. Para muchos en el mundo no controlado por los EE.UU., dichas instituciones constituyen el eje de la desigualdad global a partir de la posguerra. Muchos países del llamado Tercer Mundo, o el mundo de países en vías de desarrollo, han luchado por eliminar la influencia que ejercen estas instituciones sobre ellos.
A la luz de un mundo que inició sus transformaciones en el 1991 con la caída del muro de Berlín, se iniciaron otros procesos, en particular la emergencia de nuevas economías en desarrollo. En el año 2001, un analista de desaparecido banco de inversiones Goldman Sachs, Paul O´Neill, identificó que había que ponerle atención a países como Brasil, Rusia, India y China, pues sus economías habrían de ser el universo a seguir en el futuro. En el año 2009, estos cuatro países fundaron el BRIC. En el año 2010, Africa del Sur se unión, sumándole la S al nombre conjunto. Hoy se han consolidado como un bloque económico multi-continental, independiente a la Unión Europea, los EE.UU. y Canadá, y al grupo G-7 (las antiguas potencias de las postguerra) al cual se une Rusia por invitación o conveniencia (G-8).
En la cónclave de Brasil, la cual inicia hoy con los secretarios de finanzas de cada uno de los países miembros, y mañana continúa con la reunión de los presidentes de cada país miembro, se espera adelantar en un Banco de Desarrollo y un Acuerdo Contingente de Reservas, para poder garantizar a los estados miembros, bienestar económico en momentos de dificultad. Ambas instituciones inician su gestión con $100 millones de dólares cada una, los cuales han sido concedidos por cada país miembro, de forma no igualitaria. China aporta $41 mil millones, Rusia, India y Brasil, $18 mil millones, y África del Sur $5 mil millones, para cada una de las dos instituciones.
Es curioso, pero lo que ya nos adelantan los BRICS es que el mundo del futuro no tiene nada que ver con el mundo bipolar, controlado en parte por los EE.UU., en el cual crecimos durante los últimos 70 años. El mundo será cada día más, un lugar mucho más complejo, de extrañas alianzas, donde el bien común se negocia de otras formas.
Ante esto, en días recientes el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) de Puerto Rico, le pidió al gobierno dirigido por Alejandro García Padilla, que asumiera la invitación extendida por el presidente venezolano Nicolás Maduro, y aceptara participar en Petrocaribe. Esto es la alianza de Venezuela más 17 países de la región Caribeña y Centroamericana, para la compra de petróleo venezolano a bajo precio. El gobierno de Puerto Rico no respondió a la invitación.
Entonces, hoy en Brasil el mundo continúa evolucionando para formas de asociación que dejan la presente relación de Puerto Rico con los EE.UU. en una condición precaria. Es decir, cada vez más el mundo asciende y se desarrolla fuera de la órbita de los EE.UU. Entonces ¿por qué seguimos ahí? Reflexionemos.
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