El juez, garante de derechos

Caribe Hoy

Recientemente nos visitó en Puerto Rico la jueza Myrián Germán,  Tribunal Supremo,  sala de lo penal en Santo Domingo, República Dominicana,  para hablar del rol del juez en los procesos penales. La juez discutió  la creencia que forma la opinión pública sobre la inocencia o culpabilidad del imputado de delito. Advirtió que el juzgador debe examinar el caso para llegar a un veredicto a base de la prueba que se presente y no basándose  en la información que difunden los medios de comunicación. Explicó la teoría de la convicción íntima, que es la que el juzgador puede formar a base de los documentos que se le someten, lo cual incluye las alegaciones y lo que se transmite públicamente sobre el caso.

Contrapuso esa   teoría a la obligación ética y jurídica de llegar a una conclusión,  sobre culpa o inocencia, que se base estrictamente en la prueba que desfila ante el Juzgador de turno. Ese método adjudicativo debe regir el proceso,  aún cuando la convicción intima del juzgador  fuera otra. Esa es la base del debido proceso de ley en cualquier sistema de derecho penal que se precie de ser justo y que permita al acusado defenderse de la prueba que desfile en su contra y no de premisas inarticuladas que no conoce y para las cuales no se puede preparar ni defender.

Algunas premisas que son valores universales expuestos por la Juez M. Germán, según las interpretamos,  son las siguientes: La ideología de los jueces influye en sus procesos decisorios y el juez debe tener conciencia de ello para minimizarlo. Es peligroso ceder derechos personales y constitucionales a cambio de seguridad social. Ceder derechos a cambio de seguridad, puede redundar en un régimen de absolutismo antidemocrático. Los derechos constitucionales son para todo ciudadano, se piense o no que haya cometido el delito. Eso es lo que previene  de que el proceso penal   no sea pro forma. El que juzga no es inmune a una mirada de desprecio frente a la mujer. La mujer debe tener los mismos derechos que el hombre y las mismas responsabilidades para asegurar su dignidad humana. Por ello es necesario que los jueces y los que participan del sistema de justicia reciban constantemente capacitación en el manejo de los conceptos de género, de modo que los apliquen con justicia.

En estos momentos en que nuestra judicatura está asediada por fuerzas poderosas que influyen la toma de decisiones y que reciben amplia exposición de los medios de comunicación, las alertas que hace la Juez Germán, cobran gran pertinencia. No podemos permitir que la figura del juzgador en nuestra sociedad se debilite por chismes de pasillo y por el ejemplo minoritario de los  que ceden cuando la tentación los llama. Los jueces también tienen derecho al debido proceso de ley y a que se les presuma inocentes, sobretodo, si se les señala públicamente sin ni siquiera formularle cargos administrativos o criminales. La justicia entra por casa pero también sale por casa y es ejemplo en la calle de la constancia, en los valores que afianzan la dignidad del ser humano.

La Rama Judicial es contrapeso de las ramas, Ejecutiva y Legislativa, cuando mantiene incólume su fuerza moral. Cuando se le chantajea y se le acosa con rumores para que los jueces sean castigados o intimidados, el ciudadano que busca justicia cae en la tremenda desventaja de ser juzgado por jueces temerosos de actuar contra el Estado. Los jueces corren el riesgo de congelar su criterio y su libertad de acción para resolver contra la política punitiva del Estado, el programa de gobierno de turno  y sus autoproclamadas medidas de emergencia o estado de necesidad que haga simbólico y desfigurado en  su esencia, el debido proceso de ley. Contribuir a que se cree una judicatura endeble e intimidada, abona el terreno para que descanse en brazos del Estado, a costa de los derechos del ciudadano cuando la necesite.