Maestros del Cine Contemporáneo Latinoamericano (cuarta edición)

Historia

Lucrecia Martel

Grande es el peso en los hombros de artistas cuya ópera prima elogian unánimemente. La Ciénaga (2001), el primer largometraje de la realizadora argentina Lucrecia Martel tuvo dicha suerte, siendo avalado por la crítica internacional (sobre todo europea) al momento de su estreno. A consecuencia de tal recepción, irrumpe Martel en la escena del elitismo cinematográfico y se posiciona como una figura a considerar en las conversaciones académicas. Su cuerpo de trabajo generalmente propone la exaltación de elementos auditivos, cierta inclinación al minimalismo, evidente simbolismo, presentación narrativa imprecisa y el uso de espacios indefinidos. Pero es la ambigüedad el hilo conductor que ata y especifica la naturaleza de su obra.

Cuando se piensa, crea, experimenta y/o se discute cualquier propuesta cinematográfica, la secuencia inicial es particularmente relevante. Lucrecia Martel ha presentado en sus filmes algunas de las introducciones más interesantes y sugestivas de los últimos años porque son simples de contenido y complicadas en su forma; como por ejemplo la serie de tomas cerradas de los bañistas borrachos moviendo asientos para acercarles a una piscina llena de agua podrida en La Ciénaga. Cada uno de sus largometrajes (que componen una trilogía basada en aspectos de su crianza en la región de Salta) alude al replanteamiento de ideas sociales, religiosas y familiares. Tanto en La Ciénaga como en La niña santa (2004) y La mujer sin cabeza (2008) reinan las sensaciones de inseguridad y desconcierto. Por lo tanto, la ejecución de técnicas diseñadas para desorientar al espectador corre paralelamente al cuestionamiento e incomodidad ya expresado por la cineasta en torno a las estructuras jerárquicas impuestas en los individuos. Estos son filmes abiertos a interpretación y determinados a propagar perplejidades.

Lucrecia Martel es de los nombres más destacados en la llamada “nueva ola” de cine argentino principalmente debido a su labor en La Ciénaga. Sin embargo, fue a través de cortometrajes como el hiperactivo documental investigativo La ciudad que huye (2006), la comedia absurda Pescados (2010) y la mezcla de surrealismo con la moda en Muta (2011) que consolidan su voz autoral. Material sombrío, personajes difíciles y falta de explicación probablemente no sonará muy apetecedor para muchos espectadores indoctrinados a la oferta del catarsis, pero en palabras del cineasta Michael Haneke: “es deber del arte hacer preguntas, no el dar respuestas.”

Filmografía parcial:

- Besos rojos (1991)

- Rey muerto (1995)

- La Ciénaga (2001)

- La niña santa (2004)

- La mujer sin cabeza (2008)

- Nueva argirópolis (2010)

Crédito foto: Gabriel Marchi, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)