Puerto Rico: La olla perfecta de presión

Voces Emergentes

altTodo buen cocinero sabe que para hacer un buen plato de carne guisada no se puede usar otra cosa que no sea una olla de presión. Me parece que tanto cocineros como no cocineros podemos coincidir en que no hay cosa más rica en este mundo que comerse un buen plato de carne guisada tan bien hechecita que casi que se derrita en tu boca como si fuera algodón. ¡Me dan hasta antojos nada mas de pensarlo!

También sabemos que hay que tener mucha precaución al usar una olla de presión porque el dejar la olla desatendida puede ser la diferencia entre comerse un buen plato de carne guisada o pasar el resto de la noche limpiando la carne del techo de nuestra cocina.


Para evitar esto hay que asegurarse de que la válvula que regula la presión dentro de la olla siempre permanezca limpia. Sin esta pieza tan minúscula pero tan importante la olla sin duda siempre explotaría. Ahora, ¿por qué es Puerto Rico la única olla de presión que nunca explota? Estoy seguro de que tiene que haber una olla excepcionalmente buena, de lo más seguro la tiene usted en su casa, pero ninguna tan perfecta como la olla de presión que es nuestro país. ¡De hecho! Nunca hay que preocuparse por esta. ¡Nuestra válvula no hay ni que limpiarla! Ahora, permítanme explicarles.


Hace un tiempo atrás mi hermana expresó su molestia en las redes sociales respecto a unos comentarios dirigidos a su decisión de mudarse a los Estados Unidos en búsqueda de un mejor futuro para su familia. Comentarios que cuestionaron su patriotismo, tildándola de egoísta e irresponsable, mientras señalaban su falta de compromiso con los problemas del país hasta llegar al punto de culparla por los mismos. Yo, en lo personal, encuentro que el éxodo es una decisión bien propia de cada quien y cada cual y por tal razón la respeto y me parece que el señalar el dedo en búsqueda de un culpable distorsiona nuestra capacidad de entender el problema por lo que realmente es. Y ahora que estamos en otro de estos famosos plebiscitos de estatus político me parece pertinente traer esta discusión de unos cuantos a la atención de todos ustedes.


Al leer el “status” y percatarme que la conversación no iba para ningún lado, me dediqué a cambiar el enfoque de todos los participantes con una simple y sencilla pregunta. Que conste que mi intención no es juzgar a nadie y mucho menos promocionar un partido político. Lo que si busco es establecer una problemática de la cual todos podamos participar, discutir y aprender para luego tomar una decisión respecto al problema. Entonces, ahora que todo está claro, les pregunto a todos ustedes que leen, ¿qué pasaría si en Puerto Rico mantuviéramos todos los derechos que nos provee nuestro estatus actual excluyendo nuestra ciudadanía norteamericana? ¿Qué pasaría si fuéramos puertorriqueños no tan solo en sangre si no que también en papel? ¿No tuviéramos pasaporte, verdad? Y sin pasaporte no pudiéramos salir de nuestro país, no pudiéramos perder nuestro tiempo buscando a quien culpar porque el problema fuese de todos para resolver y no para delegar.


En mi opinión, a mí me parece que con el pasar del tiempo esta condición inevitablemente nos ubicaría contra la espada y la pared. Esta nueva circunstancia nos obligaría a aceptar una vida que no cumple con los estándares de calidad de vida que nos complacen actualmente. ¡Esto generaría un descontento masivo brutal! De tal forma que esta nueva circunstancia nos obligarían a tomar un curso de acción final y definitivo contra un mal que sí ha perdurado por más de cien años, el estatus colonial.


¡Sea la acción que sea, sinceramente no me importa! Lo que si me importa aquí es resaltar que esta condición nos obligaría a salir de nuestro limbo “slash” adormecimiento “politicognitivo” del cual por tanto tiempo hemos sufrido. La olla de presión no tuviera otra opción más allá de explotar. Todo porque la válvula perfecta o, más bien, nuestra ciudadanía norteamericana ya no nos proveería con otra alternativa que la actualmente provista por el estatus colonial. La presión o, en este caso, los ciudadanos se acumularían hasta el punto de reventar la olla. Pero sin suficiente presión o, mejor dicho, sin suficientes ciudadanos que ejerzan esa presión no se puede lograr el cambio tan grande que todos pedimos, aclamamos y sabemos que requiere nuestro isla. La válvula al mismo tiempo que nos alimenta nos quita nuestra capacidad de romper barreras y mientras busquemos matar el hambre inmediata la presión seguirá escapando de la olla y aquí seguiremos “gozando” de nuestra suculenta carne estancada…¡perdón! guisada...sin ni tan si quiera poder desear, comer o gozar de otras comidas que solo se pueden hacer correctamente fuera de una olla.