El coctel de la masacre social

Caribe Imaginado

altSomos, en principio, lo que ingerimos, lo que vemos y lo que escuchamos; una reacción a los ingredientes sociales a los que estamos expuestos; pero podemos cambiar nuestros actos, lo que hacemos, con un simple ejercicio de humanidad.

El cerebro humano es más que una computadora, es más que la tecnología. La computadora no puede realizar tareas de las que no tenga programación, pero usted, sí. “Viva y deje vivir”. A continuación una reacción creativa a las famosas masacres y a sus promotores.


Para intoxicarse del coctel de las masacres, usted necesitaría como base los siguientes ingredientes:


  1. Ser testarudo y obsesionado en su manera de ver el mundo. Usted puede o no tener los estudios que quiera, aunque en la mayoría de los casos, leerá lo que le venga en gana.
  2. Creer firmemente que tiene la verdad de las verdades agarrada por el mango y mirarse por encima de los que no. Hable así delante de los más pequeños o perturbados.
  3. Agregar la burla y el acoso como eje central de toda acción en su vida: en la escuela, en la calle, con los animales, con la familia, en las redes sociales, y con los minusválidos para que no se le quede nadie. Que esto sea parte de su cultura.
  4. Darse permiso de ser muy cruel para ser muy famoso, porque de otra manera no lo conseguirá.
  5. Darse valor con todo lo violento que hay para aprender: juegos, entrevistas, películas, clubes, gangas, internet.
  6. Vivir en un país donde tener un arma de fuego sea cosa de ir a la esquina a comprarla y se celebre que sea así.
  7. Juntarse, si puede, con seres como usted y alimentar cada vez que pueda su mala leche contra todos los que no son como usted.
  8. Esto es opcional, pues solito se puede crear una tragedia también.

Antídoto para los que tienen la oportunidad de seguir viviendo y deseen vivir:

  1. La comprensión: Comprenda que quien es su vecino, hermano, médico, compañero de trabajo o bien el que se para a ayudarlo en la calle, puede no pensar como usted y está en su derecho de hacerlo. Acepte que cada cual, al igual que usted, tiene el derecho a vivir, a trabajar, a divertirse.
  2. Si su problema es de temor, porque no puede controlar como otros piensan, invite al contrario a un café. Dele la oportunidad de conocer ese otro mundo desde la serenidad de la buena actitud de aprendiz de la vida y ábrase a la duda.
  3. Si su problema es de coraje o de burla agresiva, respire profundo varias veces para que imite la sensación de estar enamorado, si no puede solo, busque ayuda. Entonces, con la actitud serena, vaya donde su opuesto e invítelo a platicar para llegar al acuerdo del respeto mutuo.

Efectos del antídoto

Usted puede haber comprendido que creer o no creer no nos debe de convertir en una sociedad disfuncional. Usted puede alcanzar la paz mental si ha comprendido que la sexualidad es cosa tan personal como la salvación de un alma. Así que sea justo en sus acciones así como en sus creencias, pero sobre todo respeta el derecho a la vida. Usted puede conseguir la sonrisa del que perdona y es perdonado para seguir con otros proyectos productivos en su propia vida o en la sociedad. Usted podrá ayudar a otros a conseguir una perspectiva más amplia de lo que debe ser la humanidad. Si usted es inmune a los efectos del antídoto, es decir, porque le gusta el coctel de odio o vendettas, entonces, siga como le gusta por la vida que tal vez alcance la in- fama del asesino de Oregón, de cuyo nombre no quiero acordarme.

Ojala y fuera así de sencillo y pudiéramos dejarlo ahí, pero hay que abrir el paso a la conciencia e insistimos en la parte aún más seria del asunto. Hay otros responsables indirectos de estas masacres: Los medios de prensa son cómplices cuando toman estas historias de gente enferma para crear la noticia y por un tiempo largo, demasiado largo, todo el mundo habla del o de los individuos que cometieron la masacre, el crimen. Y los más jóvenes piensan que esos son los modelos a seguir: “Yo quiero ser como Pablo y sus sicarios porque quiero ser famoso”. Y escuchar esto de la boca de un joven desertor escolar para los pelos de punta.

Y ay de los “escritores o guionistas” de turno que escriben sobre estas vidas. Las películas o series que son éxitos taquilleros o televisivos; y, para no dejar de mencionar, la cantidad de información en las redes que  junto a los juegos electrónicos violentos forman el coctel de una sociedad primer mundista en vías del subdesarrollo. Mientras tanto, poco se escucha de lo bueno que pasa o peor, se entorpecen las buenas acciones y propuestas porque eso no da rating. Los medios crean lo que será el gusto de las masas. A esto añadimos: el descuido a la educación, el menosprecio a la crianza ordenada de los niños; y, el enriquecimiento de los fabricantes de armas a través de leyes que permiten su uso a diestra y siniestra. La sociedad se desarticula, se fragmenta, se desmorona, y se intoxica aún más, cada vez que por nuestros egocentrismos singulares, ingerimos el amargo coctel de la masacre.